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martes, febrero 4, 2025

Un presidente hecho de cartílago y la doctora de la cabeza fría

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La presidenta Claudia Sheinbaum enfrentó las amenazas de Trump como un monje budista enfrenta la tentación del deseo.

(El deseo, según Buda, es el principio del placer. Es decir: del sufrimiento).

Tiene una ventaja: durante décadas tuvo tratos con un animal político muy parecido al presidente de Estados Unidos: Andrés Manuel López Obrador.

Ambos son misóginos, soberbios, intolerantes, autoritarios y ególatras.

(Primero fue el verbo para ellos. Luego, la vanidad).

Ese conocimiento de causa ha empezado a rendir frutos.

Una conversación de poco más de media hora resolvió una crisis brutal: la que llevaba a la recesión, la devaluación del peso y la caída de las exportaciones.

¿Qué botones tocó la doctora Sheinbaum para apaciguar al Bully que gobierna Estados Unidos?

De entrada, no tuvo traductores que a veces empantanan una conversación.

Fue un diálogo entre pares.

Trump es misógino —todo mundo lo sabe, empezando por Melania, su mujer—, pero reconoce la inteligencia ahí donde la encuentra.

La presidenta se mueve mejor en aguas frías (entre 1ºC y 18ºC), donde suelen habitar los tiburones.

(El esqueleto de éstos está hecho de cartílago, a diferencia de los demás peces que está hecho de hueso. El esqueleto de Trump es cartílago puro).

Sin perder la cabeza, sin arriesgar la soberanía, la doctora Sheinbaum trató al presidente Trump como en su momento lo hizo con López Obrador: con una sonrisa que genera confianza, con una inteligencia que resuelve temas y con un paciencia de monje.

(Los budistas buscan empecinadamente el nirvana, un estado espiritual de paz y libertad “que se consigue al superar el dukkha —sufrimiento— y el samsara —existencia cíclica del individuo que consta del nacimiento, muerte y renacimiento—”).

A diferencia de los Trudeau y los Petro —que respondieron con mordidas las mordidas—, la presidenta de México mantuvo la cabeza fría y logró una negociación que evita colapsos financieros y crisis gubernamentales.

Qué bueno que no escuchó a los asesores que apostaban por la guerra y la confrontación.

La lección que dio este lunes por la mañana fue una mezcla de elegancia, sentido común, cabeza fría y, sobre todo, inteligencia.

Hizo algo más: dejó en claro quién gobierna este país.

(Los enviados de AMLO que de pronto mueven cosas pueden empezar por retirarse a sus habitaciones).

También evidenció que ella es su propia secretaria de Relaciones Exteriores y su propia secretaria de Economía.

¿Dónde quedaron los agoreros del desastre que no quisieron suscribir un acuerdo de unidad ante la embestida de Trump?

(Los Alitos, los panistas de Xóchitl, los eternos resentidos).

¿Y qué decir de los curadores del fuego amigo que deseaban un choque de buques en la relación México-Estados Unidos?

(Los Adanes, los Monreales, los Ebrard).

Para el anecdotario quedarán los videos del patético Noroña, presidente de la Mesa Directivo del Senado, que llamaba a enfrentar a Trump y la economía estadunidense boicoteando, sí, a la Coca-Cola.

La política, ufff, es un asunto de profesionales.

Claudia Sheinbaum hoy lo dejó muy claro en su conversación con Trump.

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