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martes, octubre 15, 2024

Un matemático en la Presidencia del Senado

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Quince minutos duró la temporada democrática de Gerardo Fernández Noroña.

Tras su unción como presidente de la Mesa Directiva del Senado, anunció que su conducta al frente de la Mesa sería muy diferente a la que ha venido teniendo en la última década.

Pocos le creyeron.

La realidad ha terminado por imponerse.

Más allá de los gritos desaforados y reiterativos, su “espíritu democrático” —que incluía en el menú (su menú) dejar hablar a todos y no monopolizar la palabra— ha determinado que Morena y sus aliados cuentan con la mayoría calificada en el Senado, algo que no es cierto.

Y es que dicha mayoría se forma con 86 senadores y no con los 85 en los que se refugia Noroña.

Esta aseveración sería medianamente grave si proviniera de cualquier senador, pero se agrava verdaderamente al tener como actor principal al presidente del Senado.

Cosa curiosa:

Días atrás, cuando la regla de tres aún funcionaba, Noroña admitía que la mayoría calificada se lograba con 86 votos.

Y en ese contexto se jactaba de que la alianza dominante ya tenía más de los requeridos.

Pero de repente, cosa muy común en nuestro personaje, la regla de tres —su regla de tres— falló, y todo se volvió un vodevil.

Esta expresión es clave para definir la vida pública de Noroña, pues sus gritos, sus agresiones y sus maromas se enmarcan en un vodevil político sin antecedentes en el país.

Vía Twitter (nunca X), el periodista Álvaro Delgado escribió unas líneas reveladoras sobre esta polémica:

“No: La mayoría calificada en el Senado es de 86 legisladores si están presentes los 128. “Si el @PartidoMorenaMx y sus aliados inventan una mayoría calificada con 85 para aprobar la reforma judicial habrá dos consecuencias: La segura nulidad de ese cambio y, algo peor, la vergüenza nacional de actuar con las mismas o peores trampas de la derecha. Si no obtienen el voto que falta, no se aprueba. Y entonces se intenta otra vez. Pero no se combate a la corrupción con más métodos corruptos. Así jamás”.

Hasta la aquí la larga, pero necesaria cita.

Nadie puede decir que Álvaro Delgado sea un Loret de Mola o un Ciro Gómez Leyva.

Su trabajo ha sido reconocido, incluso, por el propio presidente López Obrador en La Mañanera.

Por cierto, el propio AMLO no quiso entrar al debate de los 85-86 cuando una reportera le preguntó este lunes sobre el tema.

Bien lo dice Delgado: “no se combate a la corrupción con más métodos corruptos”.

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