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jueves, noviembre 21, 2024

Un Encuentro en Bucareli (Orígenes de una Columna)

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El 28 de mayo, esta columna cumplirá veintiséis años. 

Ya en otros momentos he escrito sobre sus orígenes en los que invariablemente estuvo involucrado un periodista al que sigo admirando y queriendo porque es fiel a sí mismo, y dueño, además, de una congruencia de las que poco abundan: Carlo Pini. 

La Quinta Columna nació en el contexto de una redacción como las que no han vuelto a darse en nuestros rumbos: la de El Universal Puebla. 

¿Quiénes siguen vigentes en la prensa poblana de esa redacción que dirigió Rodolfo Ruiz? 

De entrada, Carlo Pini, quien después de un exitoso paso por Grupo Imagen —Excélsior, Imagen TV, Imagen Radio— regresó a Puebla y, con los años, se integró al equipo de columnistas de Hipócrita Lector. 

¿Quiénes más? 

Alejandro Mondragón, Arturo Luna, el propio Rodolfo, Miguel Ángel Rodríguez, Dulce Liz Moreno, Rafa Durán, Rodolfo Pérez… 

(Zeus Munive llegó después para seguir contando historias a contrapelo de lo que Rodolfo le pedía). 

Yo venía de otra vena: la de Fernando Crisanto, quien me invitó a venir a Puebla como productor de un noticiero radiofónico que también marcó una época: Hechos, de SÍ-FM. 

Ahí conviví y trabajé, entre muchos otros, con Fernando Canales, Marco Arturo Mendoza, Ramón Beltrán, Beatriz Gutiérrez Müeller, Flora Molina, Carlo Pini, Luis Pavón, Diana Hernández, Lupita Vicón, Claudia Herrera, Luis Alberto González, Óscar Victoria, Bonfilio Mendoza, Hipólito Contreras, Luis Diego, Chucho Aguilar, Juan Galán… 

Cuando Fernando me hizo la invitación, yo estaba al frente de un noticiero llamado El Ferruco —en la XENG de Huauchinango, Puebla— y de un periódico regional: Cambio de la Sierra. 

(Antes había estado metido en el submundo literario de la ciudad de México publicando libros (uno), dirigiendo revistas (una) y escribiendo poemas en Coyoacán, dos de los cuales se publicarían en la revista Nexos). 

En 1996, cuando surgió La Quinta Columna, yo hacía crónicas para El Universal, además de reportear todos los días la fuente política. 

Manuel Bartlett era el gobernador de Puebla y se volvió el protagonista central de esas crónicas. 

Varias veces fui víctima de esa mirada de hierro que se convirtió en un clásico de la política mexicana. 

Pero Bartlett era, ante todo, un político profesional. 

Un pasaje lo retrata a la perfección. 

Lo comparto con el hipócrita lector: 

“Bartlett entró a la oficina del secretario Emilio Chuayffet cargando un fólder generoso. 

“El secretario lo recibió con un abrazo y con los más diversos elogios. Casi a gritos. Pero de esos gritos amables, educados. Gritos de un hombre de origen libanés que creció entre libaneses. Ya sentados, Chuayffet le dijo —sin prólogos ni acotaciones al margen, ni pies de páginas: 

“—El presidente Zedillo piensa que no respetas las formas democráticas de su gobierno. 

“—Eso dice el presidente, ¿eh? 

“—Así es, Manuel. Y que no hay garantías de una auténtica libertad de expresión en Puebla. Tienes sometidos a los periodistas. 

“Bartlett tomó el fólder que llevaba y se lo entregó al secretario. Le pidió que leyera al azar. Eran fotocopias de las crónicas periodísticas que yo publicaba en El Universal de Puebla. Chuayffet, hábil en la lectura rápida, fue leyendo fragmentos apresurados en los que Bartlett era acusado de ser un autoritario, un cacique gordo de Cempoala, un tirano, un fraudulento. 

“—¡Si este periodista hubiera escrito de mí la cuarta parte de esto ya lo hubiera metido a la cárcel! —estalló Chuayffet. 

“—¿Verdad que sí? Pues este periodista no tiene problema alguno y camina tranquilamente por las calles de Puebla. ¡Dile al presidente que en el estado se respetan las formas democráticas de su gobierno! —le dijo Bartlett antes de levantarse y salir a Bucareli”. 

Disculpe el lector la larga pero necesaria cita. 

Eran los días en que Huejotzingo estuvo en la mira nacional debido a un conflicto postelectoral que se acabó resolviendo en Los Pinos, pese a la resistencia de Bartlett. 

Fueron días grandiosos y delirantes en los que me fui a vivir prácticamente a ese municipio, a donde todas las noches llegaba el panismo nacional a encabezar mítines y conjuras: Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, Felipe Calderón… 

Un mes después de aquel encuentro entre Bartlett y Chuayffet en el Palacio de Covián nació La Quinta Columna. 

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