15.1 C
Puebla
miércoles, enero 22, 2025

Trump-Moreno Valle: una reunión en Nueva York

Más leídas

Entre más pasaban los días de la transición, más se cargaba la agenda del gobernador electo.

Al tiempo que armaba su gabinete, Rafael Moreno Valle se daba tiempo para sentarse con empresarios, políticos y operadores de todo tipo.

De un desayuno con Carlos Hank Rohn, pasaba a una comida con Bernardo —Bernie— Gómez y a una cena con Ricardo Salinas Pliego. Todos le proponían negocios. Él los escuchaba y peloteaba todo con su padre.

—¿Qué te pidió Ricardo? Es un hombre sumamente ambicioso. Puedo imaginármelo.

—Me da todo a cambio de todo. Lo conoces bien, pá. Quiere que le dé en comodato la Constancia. Quiere meter ahí un museo de la música y una orquesta infantil que patrocina la Fundación Azteca.

—¡No quiere nada! Y por supuesto quiere la SEP para uno de los suyos, ¿no?

—¿Cómo lo sabes?

—Recuerda que Esteban Moctezuma es su hombre de confianza. Él lo ha venido diciendo en varias mesas. Quería manejar primero Gobernación, pero alguien le dijo que los verdaderos negocios están en la SEP.

—Pues sí, papá. Quiere que a la SEP vaya Luis Maldonado.

—Ricardo va a lo que va siempre, hijo. No tiene el menor escrúpulo. El propio Bernie me lo ha dicho. Fíjate que un día me invitó a comer con López Obrador.

—¿Cuándo, dónde?

—En el Churchill’s. En 2006. Después de que Fox desaforó al Peje.

—Ah, sí, me dijiste.

—Lo que no te dije fue que al final de la comida, ya que López Obrador se había ido, Ricardo me dijo que olía la derrota de Calderón. Para entonces Fox lo presionaba con todo. Y él cedía. Aparentemente. Fue ahí cuando dibujó su credo: “Si Calderón no gana convincentemente le voy a apostar al Peje. Lo tengo comiendo de la mano y no pienso soltarlo. Algún día será presidente de México y yo estaré a su lado”.

Los días pasaron. Andrés Roemer se encontró en el exclusivo restaurante Eleven Madison Park, en Nueva York, a Moreno Valle y a Martha Érika Alonso.

—¡Excelentísimo señor gobernador electo!

—¡Quiúbole, Andrés! ¿Cómo estás, uey?

—Me dijo Ricardo lo de la Constancia Mexicana. Te felicito. Los dos saldrán ganando.

—Ja. ¿Qué más te dijo?

—¡Lo de Luis Maldonado en la SEP!

—Ricardo es un tiburón, pero yo soy una ballena. Y a las ballenas les gustan las temperaturas altas. Ahí es donde yo me muevo mejor. Me gusta el fuego y me la paso metido en la cocina. (Risas).

Quedaron de verse en “Mexiquito” para arreglar el tema de La Ciudad de las Ideas. Roemer estaba muy interesado en que el gobierno de Moreno Valle lo patrocinara como lo había hecho Mario Marín.

En eso estaban, cuando al celular de éste entró una llamada de Bernie Madoff, desde el Centro Penitenciario Federal de Butner, en Carolina del Norte, prisión en la que purgaba una condena de 150 años.

*

Una vez que Andrés Roemer se despidió, Moreno Valle le enseñó a Martha Érika su celular.

—¡Mira quién me llamó!

—¿Madoff? ¿No es el financiero encarcelado?

—¡El mismo!

—¿Y por qué no le tomaste la llamada?

—¡No! ¡Ni pensarlo! ¡Está en la cárcel! ¡Todas las llamadas las graban! ¿Cómo se vería que el gobernador electo de Puebla hable con Bernie Madoff? ¡Terrible!

—¿Ustedes tienen negocios, Rafael?

—¡No! ¿Cómo puedes pensar eso, Martha? Salinas Pliego me presentó a Madoff en el Waldorf Astoria en 2006. Fuimos a comer. Era entonces el inversionista más exitoso del mundo. Se comía el mundo como si fuera un pastel de carne.

—¿Cuántos años tendría entonces?

—Unos 66 años. Era un rockstar financiero. Todos tenían que ver con él. Quedé de meterle dinero a su fondo de inversiones. Te dejaba unas ganancias brutales. Usaba el esquema Ponzi. Eso me lo dijo muy a tiempo mi papá.

—¿Qué es eso del esquema Ponzi?

—Algo así como una pirámide. Ganan los de arriba hasta que pierden los de abajo. Ahí se derrumbó todo. Se descubrió su juego. Defraudó algo así como 65 mil millones de dólares. ¡Impresionante! ¡Una locura! Madoff quería que invirtiera en Access International. Uno de sus socios terminó suicidándose.

—¿Y para qué te busca?

—Seguramente ya se enteró que gané la gubernatura de Puebla. Ha de querer que le ayude en algo. Él sabe de mis buenas relaciones con banqueros de Manhattan.

—¿Cuántos años le dieron de condena?

—¡Ciento cincuenta años! Va a morir en la cárcel. Ufff.

*

Más tarde, el gobernador electo se entrevistó con Donald Trump en la Trump World Tower, un edificio residencial de 72 plantas, cerca de la sede de la Organización de las Naciones Unidas.

La charla giró sobre Trump y su imperio. Dueño de un ego robusto, parecido al de Moreno Valle, el 766 entre las personas más ricas del mundo le habló de sus más recientes orgullos: su esposa Melania, el Trump Place (un desarrollo inmobiliario con varias unidades a lo largo del río Hudson), la Trump International Hotel and Tower (un edificio de 44 plantas de uso mixto: hotel y condominio), ubicado en Columbus Circle, y varios cientos de miles de metros cuadrados en Manhattan.

Luego de una hora en la que sólo bebió agua natural, Trump le preguntó qué quería de él.  Le dijo que acababa de ganar la gubernatura de Puebla y que tenía grandes proyectos para transformar el estado. Y que sería un honor que invirtiera algunos dólares allá.

—¿Puebla? ¿Qué es eso? —preguntó el millonario con un evidente gesto de fastidio.

—¡La matriz de Nueva York! Millones de migrantes poblanos viven en Nueva York y también en Chicago —respondió Rafael.

—¡Migrantes! ¡Cada vez que escucho esa palabra me dan ganas de sacar mi Pietro Beretta!

La charla concluyó con una promesa incumplida de Trump: que iría a la toma de posesión de Moreno Valle.

Al acompañarlo al elevador le dijo que su cocinera era de Puebla y que le hacía su platillo favorito como nadie: el pastel de carne.

*

Ya en Puebla, el gobernador electo recibió en su casa de Las Fuentes a un operador de Javier López Zavala.

—¿Qué quiere Javier?

—Verte, gobernador. Tiene mucho interés en pactar contigo.

—(Risas). ¿Pactar qué? ¿No sabe que ya le gané, uey?

—Pactar hacia el futuro. Él no tiene bronca contigo. Además, tiene mucha información, gobernador.

—No sé, uey. Déjame pensarlo. Yo te aviso.

Semanas después se entrevistó con el candidato perdedor. Lo invitó a cenar en su casa. López Zavala le contó toda clase de historias sobre el gobierno saliente. Estaba dolido por la traición. Moreno Valle le ofreció algunos cargos para su gente.

Por esos días recibió información importante sobre el empresario Ricardo Henaine, dueño de Valle Fantástico, El Heraldo de Puebla y el equipo de fútbol Puebla de la Franja, y concesionario, además, del aeropuerto Hermanos Serdán.

—¡Le quiero quitar todo! Para empezar las 18.7 hectáreas de Valle Fantástico. ¡Es una mamada lo que tiene para una pinche rueda de la fortuna!

(Continuará).

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img