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viernes, noviembre 22, 2024

Tema del traidor y del héroe

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Javier Sánchez Galicia es, además de un experto en comunicación política y campañas electorales, un conocedor en el difícil arte del vino y los habanos.

No es cualquier cosa si entendemos que los habanos y el vino reflejan la textura del alma de quien los fuma o quien lo bebe.

Gracias a él conocí los poderosos vinos supertoscanos, mismos que combinan, según los doctos, el estilo francés, la austeridad italiana y la calidez mediterránea.

Y en medio de todo esto, surgía, inevitable, la buena conversación, que también refleja la textura del alma.

Como buen personaje ruso —recuerdo nuestras cenas en san Petersburgo en el contexto de un simposio internacional de historia—, Javier ha sabido reinventarse en diversos momentos.

Y lo ha hecho con la claridad de un buen ejecutante de las artes marciales, pasión que comparte con el gobernador electo, Alejandro Armenta.

Ambos, cuenta la historia, un día tuvieron una desavenencia a las afueras de Casa Puebla —allá por 2009— que a cualquiera hubiese hecho llegar a los golpes.

¿Qué lo impidió?

El dominio de la mente y las texturas de dos almas educadas en dichas artes.

Quién iba a decir que Javier y Alejandro iban a coincidir un día en una aventura que en 2018 sonaba difícil y complicada: la que llevará, el 14 de diciembre, al hoy gobernador electo a Casa Aguayo y al cuarto piso del CIS, desde donde Puebla se ve con otra mirada y otros ojos.

Parece lo mismo, pero son distintos.

Los ojos miran, cierto, pero la mirada es una textura del alma que va creciendo con el tiempo.

Esa mirada la ha venido cultivando Javier, a contrapelo, con una disciplina que abarca la escritura de sus casi treinta libros, centenares de artículos en revistas especializadas, seminarios, cursos, simposios, viajes por todo el mundo y, por si fuera poco, la coordinación permanente en el área de diseño de estrategias en el equipo de Alejandro Armenta.

Por eso ambos estaban realmente contentos y felices la noche de este lunes en el teatro del Complejo Cultural Universitario de la BUAP.

Y en ese contexto, faltaba más, fue que surgieron, sin guión de por medio, unas palabras emocionadas del gobernador electo acerca del hombre que se ha venido reinventando una y otra vez, y que esa noche presentaba un libro que no he leído pero que quiero devorar: “El arte de comunicar el gobierno”.

He visto a Javier en situaciones difíciles y lo he visto reinventarse cuando las cosas pintaban mal.

Y lo he visto también en momentos culminantes de su vida, como la noche de este lunes, que, con teatro lleno, habló con esa textura del alma que ha venido cultivando desde que derrotó a un enemigo silencioso en sus años adolescentes.

Un enemigo agazapado, como todos los traidores, en el cuerpo del amigo.

Él enfrentó al gandul y lo derrotó en una edad en la que los muchachos sólo quieren jugar futbol.

A su manera, Javier vivió una trama que con otros personajes delineó Jorge Luis Borges en uno de sus cuentos inmortales: “Tema del traidor y del héroe”.

Ya beberemos un Solaia, querido Javier, a la sombra y a la luz —ambas a veces son equivalentes— de una buena, cálida, memoriosa conversación.

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