En pleno crucero por el Báltico, Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso buscaron olvidarse por unos días de Puebla.
Pese a que estaba por rendir protesta como gobernador, estuvo de acuerdo en viajar con su esposa en un yate de lujo por algunas de las ciudades más bellas del mundo, como Oslo, Copenhague, San Petersburgo, Helsinki y Estocolmo.
Fue en San Petersburgo donde Moreno Valle empezó a tener síntomas de ansiedad. Cada hora —desde el amanecer hasta la hora de dormir— hablaba por celular con alguno de sus colaboradores. A veces aparecía el Moreno Valle de siempre, y surgían los gritos y los reclamos. Martha Érika tenía que callarlo ante las miradas irritadas de los viajeros.
Se hospedaron en el exclusivo hotel Four Seasons Lion Palace (Voznesensky Ave, 1) en el centro de San Petersburgo, a trescientos metros de la plaza del celebérrimo Palacio.
Los interiores de la habitación tenían un brutal estilo imperial ruso. A Moreno Valle le encantaba la personalidad de Pedro el Grande. No sólo eso. Se identificaba con él en varios aspectos: el puño de hierro, el autoritarismo, el afán de transformar las cosas, la grandilocuencia y el sueño de la modernidad. Así lo dijo en varios momentos del crucero. Así lo repitió cuando desde Perspectiva Nevski vio la ciudad imperial y la mágica iluminación nocturna.
Una frase se aprendió en ese recorrido. Una frase de Gogol: “Por las noches el diablo enciende las farolas de la calle con un solo propósito: mostrarlo todo bajo una falsa luz”.
Por esos días, en Nueva York, el empresario Ricardo Henaine fue a pasar la Navidad con su familia al Waldorf Astoria. Cenaba ahí cuando una voz desde Puebla le compartió los planes del nuevo gobernador en el sentido de quitarle la propiedad de Valle Fantástico.
—¿Quién habla? —gritó Henaine al tiempo que le servían un vodka helado de la exclusiva casa Beluga.
—¡Adolfo Karam, de Puebla!
—Ah, sí, Adolfito. ¡Estoy en Nueva York! ¡En el Waldorf Astoria! ¡Vino conmigo Manlio Fabio (Beltrones)! ¿Qué pasó?
A grandes rasgos, Karam le habló de los planes de Moreno Valle en contra suya. Henaine explotó y dijo que quería ver que se atreviera. Karam le dijo que tenía unas grabaciones en las que el propio gobernador electo hablaba de su plan. Henaine le dio un trago a su Beluga y gritó que le iba a partir la madre a Rafael donde se lo encontrara.
—¡Me dijeron que anda en un crucero por el Báltico! ¡Ahora mismo me voy a San Petersburgo para partirle la madre! (Risas).
Karam se despidió diciéndole que contara con él para lo que se ofreciera y que le deseaba una feliz navidad y un próspero 2011.
Al otro día, el senador Beltrones y Henaine se fueron a comer a The Pool.
Como lo manda la tradición, pidieron vieiras de Hokkaido y caviar. Henaine ordenó vodka Beluga. Beltrones pidió un tinto de Valle de Napa. Un Abraxas, de Robert Sinskey, músico y enólogo.
El empresario poblano le preguntó por Sylvana, su nieta. El senador, emocionado, le platicó de sus primeros meses de edad. Pasaron a hablar del hotel en el que estaban hospedados: el Waldorf Astoria. Henaine le dijo que el general MacArthur había vivido ahí, así como Marilyn Monroe y los mafiosos Frank Costello, Benjamin “Bugsy” Siegel y Charles “Lucky” Luciano. “También Cole Porter”, agregó Beltrones. “Me encanta Cole Porter”, dijo Henaine. Y tararearon, entre risas, “Let’s do it”.
—¡Fíjate, querido Manlio, que ayer me habló uno de los colaboradores de Mario Marín para decirme que el hijo de la chingada de Moreno Valle me quiere dejar en calzones! (Risas).
—¡Ese cabrón es capaz de quitártelos también, Richard! (Risas).
—Se oye chistoso, pero no lo es de ninguna manera. Este colaborador del gobernador me dijo que lo tiene grabado. Quedó de pasarme la cinta. ¡El hijo de puta me quiere quitar Valle Fantástico y el aeropuerto!
—Tengo noticias de él. Es un ególatra y un autoritario. Alguna vez me hizo esperar en la antesala de su casa el muy cabrón. Búscate a Diego Fernández para que te lleve el caso.
—Ya hablé con el Jefe Ciego. (Risas). Me cobra en dólares el cabroncete. (Risas). También me recomendaron a Javier Quijano.
—A ése ni te acerques. Es abogado y muy amigo del tío. ¿Cómo se llama el que era dueño del canal 40?
—Javier Moreno Valle. Está prófugo. A ver si no nos lo topamos aquí. (Risas).
—Lo que tienes que hacer, Richard, es hablar con el presidente Calderón. Explícale bien que este nuevo gobernador la trae contigo en lo personal.
—Me ha mandado a algunos de sus próximos colaboradores a negociar. Hablé con el hijo de Mariano Piña Olaya. Creo que va a ser el fiscal.
—¿Y qué te dijo?
—Que Moreno Valle quería comprarme Valle Fantástico.
—¿Comprártelo? ¿Qué no tienes en comodato el terreno?
—Más bien me quería dar una compensación. ¡Una basura, querido Manlio!
—Arréglalo con el presidente, Richard, y déjate de pendejadas.
—¿Desde el Senado no le puedes armar un buen pedo?
—Lo protege el presidente. También Elba Esther. Además, apenas va a rendir protesta. Ya que sea gobernador hasta un juicio político le promuevo. (Risas). Por lo pronto aguántate.
—¡Sí, claro, y entrando entrando me va a dejar sin calzones! (Risas).
—Yo te consigo una cita con el presidente, Richard. Ya olvídate de eso. Vamos a pasarla bien en este restaurante. Las vieiras están mejores que las de Sonora. (Risas).
—¡Son de Japón! ¡De la isla de hokkaido! ¡Las mejores del mundo, querido Manlio!
(Continuará).