La trama que tiene como protagonista a Jorge Estefan Chidiac tiene varias lecciones.
La primera está ligada al PRI.
Eduardo Rivera vetó —como adelantó Nacho Juárez— la nominación de Estefan a la primera fórmula del PRIAN al Senado de la República.
Alejandro Moreno, alias Alito, y Néstor Camarillo lo secundaron.
El segundo, ahijado de Estefan, lo hizo para quedarse ventajosamente con la posición.
¿Quién ganó en esta parte?
Estefan, pues dejó la bancada priísta en el Congreso —junto con cuatro diputados más— y fue invitado por el gobernador Sergio Salomón a incorporarse al Gabinete estatal.
Rivera, candidato a la gubernatura, perdió votos de antemano.
Y algo peor: aliados que saben operar política y electoralmente.
(Con Estefan se están yendo, además, alcaldes de municipios importantes, regidores y dirigentes locales del PRI. Una catástrofe).
Ya andaban mal las cosas para Eduardo Rivera.
Hoy están peor que nunca.
Pensó que le daría una lección a Estefan.
La lección se la están dando a él.
Se progresa hacia delante y no hacia atrás.
Es una máxima que olvidaron Alito, gritón de barrio, y sus aliados.
Camarillo, por cierto, pasó de diputado a meme.
Su padrino le puso un coscorrón.
La segunda lección es para los morenistas inconformes con la llegada de Estefan.
Ya eran pequeños.
Hoy lo son más.
Dijeron que no lo querían como candidato a diputado federal del Partido Verde, filial de Morena, por el distrito con cabecera en Izúcar de Matamoros.
Nuestro personaje ha ganado tres veces en dicha demarcación.
Pudo hacerlo por cuarta ocasión.
Y con holgura.
Holgura es lo que necesita Morena para ganar las dos terceras partes en San Lázaro —tal y como lo quieren López Obrador y la candidata Claudia Sheinbaum— en aras de aprobar las reformas constitucionales que el presidente anunciará el 5 de febrero.
Al impedir la llegada de Estefan, los morenistas pierden.
Y hacen perder también a AMLO y a Sheinbaum.
Y es que el candidato que vaya no va a tener los números de Estefan, quien también hubiese podido operar otros triunfos holgados en otras regiones.
¿Quién será el puro que disputará el distrito de Izúcar de Matamoros?
Cualquiera que sea, tendrá una victoria pírrica y pequeña.
Y no ganará por él, sino por la fuerza encabezada por AMLO, Sheinbaum y Alejandro Armenta, candidato a la gubernatura.
Y por los buenos frutos del gobernador Sergio Salomón.
Pierden todos aquéllos que desde su mezquindad objetaron la llegada de Estefan.
Éste ya ganó: se incorporará al gabinete de Sergio Salomón.
Los otros se quedarán, como varios articulistas, ponderando una supuesta pureza ideológica —bastante rancia y discutible—, misma que no gana elecciones.
O no con la holgura que quieren el presidente y Claudia Sheinbaum.