Cada vez hay mas gente que piensa que la tierra es plana.
Quienes corrieron la versión de que Andrés Manuel López Beltrán —hijo del presidente— se incorporará al gabinete de Claudia Sheinbaum, son terraplanistas.
También lo son quienes publicaron que había muerto el inmortal Noam Chomsky.
Y quienes dijeron que don Gilberto Higuera Bernal ya se había ido de la fiscalía general del estado.
Están convencidos de que la tierra es plana aquéllos que andan circulando la versión de que en septiembre se aprobará una reforma a la Constitución para que el gobierno de México expropie la propiedad privada.
¡Es real!
Esa versión no sólo está circulando en grupos de WhatsApp, sino que ha generado psicosis, depresión y llanto.
Mucho llanto.
No tarda en aparecer el rumor de que, como en la época de Antonio López de Santa Anna, el gobierno federal cobrará impuestos por las mascotas y las ventanas.
Otro bulo:
En septiembre se aprobará una reforma constitucional para acabar con las escuelas particulares.
En un grupo de WhatsApp en el que estoy —por puro morbo—, aseguran que la UDLAP, la Ibero, el Tec de Monterrey y la universidad Anáhuac —la de los legionarios de Cristo que amaban al pedófilo padre Maciel— pronto se irán de México debido a que pueden ser expropiadas.
(¡Satanás en la tierra!).
Todo ocurrirá en septiembre, juran quienes creen que la tierra es redonda.
En la Argentina de Javier Milei, el Loco, la secretaría de Cultura la encabeza una terraplanista.
Ahora queda claro por qué la pobre Argentina está como está.
También se entiende que cuando era diputado, Milei votó en contra de la Ley Olimpia, impulsada por la ilustre poblana Olimpia Coral Melo.
Dicha ley, ya lo sabemos, vino a acabar de alguna manera con la violencia digital en contra de las mujeres.
Qué orgullo para Olimpia que el loquito Milei haya votado en contra de una ley de avanzada, que se aprobó por una muy amplia mayoría.
Lo preocupante es que su voto —el de Milei— hubiese sido por la afirmativa.
Mientras escribo esta columna me pregunto cómo es que hay quienes creen que la tierra es plana.
Sus argumentos —como el de la secretaria de Cultura de Argentina— son realmente delirantes.
Los imagino como parte de una secta.
Una secta que imagina que a esa tierra redonda la sostienen cuatro elefantes parados en el caparazón de una enorme tortuga.
Esa pesadilla la he tenido algunas noches.
Pero los terraplanistas lo creen profundamente.
Disculpe el hipócrita lector el lugar común de esta columna:
¡Terrible!
¡Bebamos!
