14.9 C
Puebla
lunes, marzo 24, 2025

La mano peluda en una historia de piratas

Más leídas

Si un gobierno no genera descontento con algunas medidas que plantea, cuidado: ése no es un gobierno, es un modelo de negocios

Las manifestaciones de los taxistas piratas, ligados a la organización 28 de Octubre, han sido tocados por las medidas planteadas por el gobernador Alejandro Armenta, quien también ya puso en la mira a los hermanitos de la caridad de Antorcha Campesina.

Es decir: los piratas quieren seguir siendo piratas sin operativos en su contra de por medio.

¿Por qué hasta ahora se inconforman?

Porque en el pasado reciente los metieron a la Licuadora de los Negocios (disfrazada de Molcajete de los Acuerdos).

De esa manera, ganaban los de la mano blanda —del gobierno— y los de la mano peluda —de los piratas.

(Aunque a veces era más peluda la mano de los emisarios del gobierno).

El lema de esos operadores del modelo de negocios era uno: “Gobierno que transa, avanza”.

La manifestación de los piratas evidencia que las cosas no son como antes y que algo se esta moviendo.

Por cierto: algunas veces abordé taxis piratas y mi experiencia fue brutal.

De entrada, huelen a gasolina, sueltan mucho humo y sus asientos están llenos de polvo y de ácaros.

Del cinturón de seguridad ni hablamos.

En cada alto, pensaba que alguien se subiría al taxi con una pistola y se llevarían mi reloj de tres mil pesos, mi celular y mi tarjeta de débito.

Por fortuna, nunca se concretó mi peor escenario, pero sí supe de varios que sufrieron las consecuencias de la piratería.

La tarea es dura, como la ley, pero muy necesaria para acabar con dos hermanas gemelas: la impunidad y la inmunidad.

Ah, y la mano peluda.

 

 

El hombre que fotografió el horror. El poblano Ulises Ruiz Basurto ha estado en el centro de la polémica.

Los más importantes periodistas del país y del mundo lo han tenido como referencia en estos días, una vez que fue el único fotoperiodista en acudir, junto con las Madres Buscadoras, al centro de horror metido en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco.

A él le tocó dar testimonio gráfico, entre otras cosas, de los ya emblemáticos doscientos pares de zapatos, fotografía, por cierto, que ha circulado en diarios, noticieros y redes sociales del planeta entero.

Las siguientes líneas de la periodista Peniley Ramírez definen muy bien el trabajo de quien iluminó con sus fotografías tres redacciones en las que coincidimos para fortuna mía: la de El Universal Puebla, la de Intolerancia y la de Cambio:

“Desde septiembre, el fotoperiodista de AFP Ulises Ruiz trató de conseguir la ubicación del rancho. En aquel momento, la fiscalía local y la Guardia Nacional habían entrado. “Detuvieron a 10 personas, rescataron a otras, aseguraron armas, coches. Poco después, supe por fuentes oficiales, en la fiscalía estatal averiguaron que hace seis años unos criminales sacaron de allí a los hijos del hombre que había construido el rancho. Les dijeron que ahora ellos lo usarían. De los autos, algunos tenían reportes de robo. De otros, aún no saben a quién pertenecen. El personal de la fiscalía se quedó allí un par de semanas y luego se fue.

“Ruiz, el fotoperiodista, ‘quería hacer algo que evidenciara que existen estos centros’, sobre los que publicaron mis colegas de Quinto Elemento Lab y Zona Docs. Los sobrevivientes han dicho que allí se mata para sobrevivir. Verlo, sin embargo, era otra cosa.

“Así que, cuando Ruiz supo que Guerreros Buscadores de Jalisco iría allí el 5 de marzo, pidió acompañarlos, como ha hecho antes en sus búsquedas de cada martes y domingo. ‘No vi resguardo de nadie, ni sellos. (Los activistas) solo empujaron la puerta’, me contó Ruiz.

“Adentro, él fotografió restos de huesos. Algunos, dijo, estaban calcinados. Retrató también la impresionante montaña de ropa, zapatos, mochilas, maletas”.

Hasta aquí la larga, pero reveladora cita.

Imagino a Ulises con su inevitable cámara en mano haciendo su trabajo en ese centro del horror.

Y lo veo serio, como siempre ha sido, concentrado, callado, pero con una generosidad y un amor por su oficio que no caben en el gran corazón que tiene.

También lo veo lejos de los reflectores, debido a su auténtica timidez.

Y es que siempre ha pintado su raya con el protagonismo y el escándalo.

Hoy, su gran profesionalismo, lo tiene en la boca y la pluma de todos.

Muy merecido, querido Ulises.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img