Hay un momento en la vida del poder que es más importante el partido que el gobierno.
En Puebla, por ejemplo, lo supo ver así el gobernador Manuel Bartlett cuando decidió sacar a Mario Marín de la Secretaría de Gobernación para enviarlo a la dirigencia estatal del PRI.
Los neófitos, que siempre abundan, creyeron que esa decisión era un hoyo negro en la trayectoria de Marín.
Nada más lejos de la verdad.
Y es que, en 1997, cuando sobrevino el cambio, estaban en la mesa de regalos las elecciones federales.
Bartlett, como el experto en la política nacional que era, sabía que, para que sus pretensiones de suceder a Ernesto Zedillo en Los Pinos crecieran, debía tener los suficientes diputados federales en San Lázaro.
Cómo olvidar que durante la unción de Marín como presidente del PRI poblano el gobernador dijo que en esos momentos era más importante el partido que la secretaría de Gobernación.
La audacia cosechó frutos, pues Marín fue clave para que el PRI de Bartlett se llevara el carro completo en las elecciones, logrando colar a quince diputados.
El partido, y no Gobernación, fue, pues, el aparato político del gobernador.
Eso pasaba entonces a nivel federal.
Cuando se iba un presidente al retiro, él entrante se convertía en el nuevo dueño no sólo del poder presidencial sino del partido.
Trotski es autor de varias frases y pensamientos reveladores.
Uno de ellos viene a colación por el tema que tratamos: “Uno no puede tener razón encima del partido”.
Esta frase la dijo en 1924.
Tres años después fue expulsado del Partido Comunista, y se inició una persecución en su contra, misma que culminó con su asesinato, en su casa de Coyoacán, el 21 de agosto de 1940.
Toda esta reflexión tiene que ver con el fin del mandato del presidente López Obrador y el inicio de la gestión de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La duda mata:
¿A quién obedecerá el partido?
A Morena está por llegar como secretario de Organización otro Andrés Manuel: López Beltrán.
(“Andy”, le dicen).
Llegará, por cierto, dentro de una matrioshka.
(Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación).
Otra vez, como en el caso Marín-Bartlett, es más importante el partido que Gobernación.
Si la tierra es redonda, como insisten muchos, el partido obedecerá ciegamente a la presidenta Sheinbaum.
Pero si la tierra es plana —como ha ocurrido varias veces—, seguirá obedeciendo a Andrés Manuel a través de ese otro Andrés Manuel.
Lázaro Cárdenas tardó casi un año y medio para exiliar a Plutarco Elías Calles.
Durante ese periodo, técnicamente compartía la Presidencia de México con el expresidente.
En la Presidencia no existe la figura del tiempo compartido.
(No es el Mayan Palace Vidanta).
Sólo uno manda, sólo uno decide, sólo uno gobierna.
Sólo una, tendría que ser.
Hay quienes aseguran que la presidenta empezará a gobernar realmente después del segundo año, una vez que el partido haya organizado, a través del nuevo INE de Morena, el proceso de revocación de mandato, figura que ya aparece en la Constitución.
Una vez saltado ese trámite, dicen los que saben, la doctora se sentará en la silla del águila de a deveras.
Y sin incurrir en la deslealtad, le pondrá su firma de agua a todas sus acciones.
Esta sucesión tiene sellos distintivos muy curiosos.
¿Hay costos?
Sí.
Sheinbaum no será la misma hoy que en un año o dos.
El poder cambia a la gente.
Faltaba menos.
AMLO es el Guardián de la Fe del movimiento, y no quiere que la transformación se deforme.
Si la tierra continúa siendo redonda, lo hará dentro de la institucionalidad.
Pero si de la noche a la mañana la tierra se vuelve plana, todo puede suceder.
Por lo pronto habrá que buscar palabras que rimen con Beltrán.
Por cierto: don Miguel Barbosa me confió en un par de entrevistas que Andy tenía una gran ascendencia entre los gobernadores.
Nadie se daba el lujo de ignorar sus opiniones o recomendaciones.
Como parte del partido, su poder será equivalente al de un secretario de Estado.
¿Quién se atreverá a ignorar sus recomendaciones o batearlo?
Los astros se mueven hacia el oriente.
Hay amenaza de tormenta.
Y en las nubes y en los truenos viaja la imagen de la Virgen de los Remedios, madre de los desesperados, patrona de los que no pueden dormir.
