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miércoles, octubre 16, 2024

Gali y Eukid contra los vampiros multinacionales

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Esta historia podría empezar en el mejor de los mundos posibles para quienes hasta hace poco habitaban el peor de los mundos posibles.

O como diría Dickens: “Fue el peor de los tiempos, fue el mejor de los tiempos”.

José Antonio Gali Fayad tuvo un conflicto hace algunos años —durante su periodo como gobernador— con Eukid Castañón.

No fue sino hace poco que ambos protagonizaron una cumbre singular: la de los gemelos enemigos.

Y es que los dos tuvieron un jefe del clan en su momento: Rafael Moreno Valle.

Lo que lo ha unido tiene nombre y apellido: Partido Acción Nacional.

¿Qué quieren?

Arrebatarle el PAN a Eduardo Rivera e imponer en la dirigencia estatal a la diputada Mónica Rodríguez della Vecchia.

Como el hipócrita lector está enterado, la estrategia del exalcalde de Puebla es que los consejeros estatales sean quienes elijan al próximo dirigente.

Sin embargo, el dúo Gali-Castañón han creado una estrategia audaz para arrebatarle al Yunque el control del que fue su partido en el pasado reciente.

Cuentan que, al encontrarse frente a frente, nuestros personajes se miraron de arriba abajo, se escanearon, se leyeron y terminaron por charlar, muy civilizados, en aras de ir juntos en la estrategia citada líneas atrás.

El exalcalde Edmundo Tlatehui, el único liderazgo triunfador en el estado, ha venido proponiendo que el método para elegir dirigente sea el de la consulta y no el de la designación.

Pero Rivera ya activó los protocolos para que con la anuencia de las dirigencias municipales panistas el Consejo Estatal sea quien designe al sucesor de Augusta Díaz de Rivera.

Y como el PAN está en crisis, y los desempleados son numerosos —al haber sido arrasados por Morena en la más reciente elección—, han empezado a surgir los cañonazos —en el mejor estilo obregonista— de cien mil pesos por consejero.

Las dudas matan:

¿Quién impondrá el tono de la matraca en esta trama?

¿Quién terminará por doblegar al otro?

Nota bene: ahora es más incierto que nunca ese aforismo tan mexicano que reza que en política los amigos son de mentiras y los enemigos son de a deveras.

Y es que por encima de la enemistad está, brillante como un día de verano, el impredecible y nunca bien ponderado maldito interés grupal.

Qué tiempos, señores, qué señales.

Por cierto: ¿para qué querrán un partido semidestruido tantos señores de la vieja guardia?

 

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