La gente ya está harta de la política.
Cuando menos, de la política electoral.
La gente quiere hablar de otros temas, pero el mundo mexicano se ha vuelto monotemático y sólo conversa de política.
Políticos hablando con políticos.
Hombres y mujeres hablando de política.
Y así será hasta que quienes ganaron las elecciones rindan protesta.
Una vez que eso suceda, la gente seguirá hablando de política aunque busque cambiar de tema.
La conversación es un tiburón de tierra que es más peligroso que los tiburones de mar.
(Estos últimos sólo huelen la sangre).
Un amigo me confesó que dejó de leer periódicos durante dos meses porque estaba harto de la política, pero me lo dijo en el contexto de una conversación sobre las elecciones y sus resultados.
—¿Votaste? —le pregunté.
—Sí —me dijo.
—¿Ganaron tus candidatos?
—No —admitió.
En ese momento entendí por qué estaba harto de la política y por qué había dejado de leer periódicos.
Si sus candidatos hubiesen ganado —o hubieran tenido posibilidades de ganar cuando dejó de leer periódicos— no se habría hartado de la política.
Quienes ganaron, por ejemplo, no paran de hablar de política.
Quienes perdieron, en cambio, buscan cambiar de conversación.
Quieren hablar, por ejemplo, de las olimpiadas de París.
Pero todo mundo quiere hablar de política.
Los tiburones de tierra se comerán a los tiburones de mar a la menor oportunidad.
Así ha sido la política desde siempre.
No hay forma de que esto cambie.
Esta columna, por ejemplo, intentó en vano hablar de otra cosa que no fuera la política.
Imposible.
Todo lo que está en el ambiente está bañado por eso.
La política es como la usura.
Con usura ningún hombre tiene una casa de buena piedra ni tiene un paraíso pintado en la pared de su iglesia.
Con usura, ningún hombre puede hallar sitio para su morada.
La oveja no da ganancia con la usura.
Han traído putas a Eleusis.
Cadáveres se han sentado al banquete invitados por la usura.
(Los versos sobre la usura son cortesía de un poeta que fue humillado y enviado a un manicomio por los políticos de su país: Ezra Pound).
Por cierto:
En la siguiente legislatura del Senado ocupará un escaño un hijo religioso de un depredador sexual: Naasón Joaquín, apóstol de la Iglesia de la luz del Mundo que purga una condena en Estados Unidos por haber violado sistemáticamente a decenas de mujeres.
Su nombre: Emmanuel Reyes Carmona.
¿Cómo logró ingresar?
Es suplente de Marcelo Ebrard, quien dejará su escaño para irse a despachar como secretario de Economía a partir del 1 de octubre.
La voz de Naasón Joaquín se escuchará en el Senado.
Ufff.
Será escalofriante oírlo.
Cuánta razón hay en los versos de Ezra Pound.
