¿Qué estará pensando Andrés Manuel López Obrador a diez meses de que se fue a un exilio inédito al lado oscuro de la luna?
Su sistema límbico (el que regula las emociones, la memoria y la motivación) es el más activo de todos.
Y el más recurrente en la tarea de analizar lo que están haciendo sus cercanos y sus lejanos.
No es fácil meterse en la mente del presidente que renunció al poder (entre comillas) y a la vida pública.
(Al poder nunca se renuncia. El poder es el que abandona. El poder es como la mujer del prójimo: un día está; otro día, desaparece).
Las emociones están ligadas a la memoria y a la motivación.
Sin memoria no hay emociones.
(El Alzheimer, por ejemplo, las sepulta totalmente).
Y sin emociones, no hay motivación.
Pero el expresidente está entero: su memoria es lúcida.
Sus emociones, palpitan como las hojas de un fresno.
Y la motivación está más viva que una siempreviva.
Eso es lo complicado.
Y, en algunos casos, es la puerta del infierno: del infierno del pensamiento.
A sus setentaiún años, López Obrador vive, debido al alejamiento del lado iluminado de la luna, ese infierno del pensamiento.
Un infierno lúcido, pero brutal.
Y en el contexto de cierta soledad, la cosa se agudiza.
¿Cómo mira, por ejemplo, el viaje de su hijo a Tokio o la trama burlesca en la que está metido de cuerpo entero Adán Augusto López?
¿Cómo funciona su memoria episódica (clavada en el hipocampo) al analizar los tiempos en que Adán Augusto fungió como secretario de Gobernación o como precandidato a la Presidencia de México?
¿Qué tanto palpita la ínsula o el giro cingulado de su cerebro al ver en el piso —tirada y pisoteada por algunos de los suyos— la emblemática frase “por el bien de todos, primero los pobres”?
Qué difícil ser López Obrador en momentos como éste.
Un hombre sano mentalmente metido en el infierno del pensamiento —habitando el lado oscuro de la luna— puede salir bien librado de su sistema límbico si convierte en memoria episódica la memoria global.
Ufff.
Dura tarea para el expresidente en este contexto nacional.
Que el viaje por esos mares sea productivo, y que no haya riesgos de tsunamis.
