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jueves, junio 26, 2025

El síndrome ‘¡Nalgas a la pared!’ (Uso y abuso)

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Escucho hablar mucho en Puebla sobre la libertad de expresión y los riesgos que enfrenta hasta el día de hoy (14.6.24).

Un 97,5 de quienes encendieron las alertas no han enfrentado riesgo alguno en ese sentido en ningún sexenio.

Sus investigaciones no les han generado ni un catarro.

No he visto que el Señor Sistema se les vaya encima con ganas de meterlos a la cárcel.

Han escrito y divulgado todo lo que han querido en los últimos sexenios sin que su Águila de la Libertad (o Mosca Democrática) se haya visto mancillada.

Han escrito miles de líneas (kilómetros de tuits), y sus revelaciones no han conmocionado a la opinión pública, y, menos aún, les han obsequiado bellísimas órdenes de aprehensión o, cuando menos, durísimas carpetas de investigación.

Nada de eso ha ocurrido con el 97,5.

Lo que sí he visto es que cada vez que uno de éstos alerta sobre cierto–inminente–peligro–de–que–la–libertad–de–expresión–sea–acotada —o ahogada en un vaso de agua—, sacan a pasear su Mosca Democrática (o Águila de la Libertad) en desplegados furiosos avalados por el inefable Artículo 19 (que recibía dinero del Departamento de Estado de Estados Unidos).

Son predecibles.

Los he visto durante años bregar con su mala prosa a cuestas.

Los he seguido con un morbo emblemático.

Escucho sus maullidos (ladridos en algunos casos) con una ternura inevitable.

Pero sigue sin conmoverme su prosa porosa.

Tampoco sus alaridos de mala soprano.

Vivir con el síndrome de ‘Nalgas a la Pared’ cuando no viene al caso, suele resultar patético.

Y aburrido.

Que doktor Freud pase a redimirlos.

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