Yajaira aparece en primer plano.
Tiene un celular en la mano.
“¿Qué quiere, tío? Estoy hablando con mi prima. No, tío, no me toque. Tío, modérese por favor”.
Esa escena catapultó en el cine porno (o ‘nopor’) a Mía Marín, antes Yajaira.
Sobra decir que la sobrina termina teniendo sexo con su tío, quien en ese momento era su esposo y ‘cinturita’: Alex Marín.
Este personaje fue detenido este miércoles acusado de abusar de una menor de edad y del delito de trata de personas.
El propio gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, publicó un tuit en el que da a conocer su aprehensión.
Alex Marín es ingeniero en sistemas y cuenta con 39 años de edad.
Jura que Yajaira fue quien lo convenció de hacer cine ‘nopor’.
Él tenía 27 años cuando se separó de su primera esposa y conoció a Yajaira: una chica de Monterrey más alta que él.
(Mide 1.78).
La historia de ambos está llena de intereses, negocios sucios, abusos y vulgaridades.
Mía Marín ha tenido sexo con las ‘novias’ de Alex Marín, quien las bautiza con su apellido como una forma de posesión.
Así como los ganaderos hierran a las vacas, el proxeneta marca a sus novias.
Mía Marín también ha hecho sesiones multitudinarias de ‘gangabang’.
Esto significa que 17 tipos la han llenado de semen.
Uno tras otro.
Manejada por su esposo, hizo sesiones de sexo en vivo en diferentes ‘tables’ del país.
Tras un matrimonio de once años, Yajaira dejó a Alex Marín y hoy busca hacer una reality sobre su nueva vida en pareja.
Se casó con un tipo que también funge como su mánager.
Está convencida que sus fans quieren ver otros productos —otras narrativas—, en los que ella atienda a su bebé mientras su marido se va a trabajar.
Una novela rosa a sus 30 años de edad.
Su aspecto ha cambiado desde que rompió con su proxeneta: se pintó el cabello de rubio (lo que la hace ver pálida y ojerosa), aunque conserva los lentes que le copió a Mía Khalifa, una actriz porno retirada —de origen libanés—, quien a sus 32 años es rica y famosa.
Yajaira, en cambio, empezará de cero, pues Alex Marín fue quien la administró— en el sentido draconiano del término— hasta sangrarla.
El hoy detenido se compró una limusina con el dinero que le dejaban sus ‘novias’, así como relojes de alta gama (que lucía en sus videos porno), casas, departamentos y joyería.
En un primer momento, tuvo tres, contando a Yajaira.
Tras su ruptura, se quedó con siete.
Una de ellas, según la Fiscalía de Jalisco, es menor de edad.
Su técnica para seducir a las chicas no le fallaba.
A través de una de ellas, Melanie Marín, las enganchaba.
Las víctimas tenían un prototipo: eran adolescentes vulnerables que se habían ido de la casa familiar, madres solteras, con apuros económicos, y dispuestas a hacer cualquier cosa para cambiar de vida.
El proxeneta les hacía un casting tras saludarla afectuosamente.
Ahí tenía sexo con ellas.
Luego las aprobaba.
Y les leía la cartilla: seré tu amo, no tendrás novio y estarás dispuesta a vivir en mi casa con mis otras novias.
El mundo feliz… de un padrote.
La vida extraordinaria.
Pero la adrenalina requería de nuevas emociones.
Una menor de edad entró al clan de este Charles Manson de por aquí cerquita.
Y no faltó quien hablara.
(El mundo porno está lleno de ilegalidades, pero también de envidias).
Hoy, Alex Marín duerme entre los presos.
Algunas de sus novias lo lamentan.
Otras, empiezan a pelear las propiedades.
La vida real es dura, y puede llegar a ser perversa.