Un grupo de youtubers saca las matracas desde hace varias semanas para animar la campaña de un personaje detestable: César Gutiérrez Priego, hijo del general Gutiérrez Rebollo, principal protector de Amado Carrillo, el Señor de los Cielos.
Los matraqueros trabajan día en noche en vender la imagen de este abogado (lo más cercano a un Pachuco Bailarín), quien defendió en los tribunales a otro personaje de negra memoria: Mario Arturo Acosta Chaparro, figura importantísima y vomitiva en la guerra sucia mexicana.
Con estos antecedentes encima, el abogado Gutiérrez Priego hace campaña festinado por sus matraqueros, quienes día y noche hablan de las virtudes de este patético personaje.
¿Cuánto les pagará?
Un buen dinero.
El suficiente como tenerlos de paleros una buena temporada.
Todo iría bien si no fuera tan mal.
Y es que, como van las cosas, Gutiérrrez Priego será, a partir de la Elección Judicial, miembro de la Tremenda Corte: una corte venida a menos con personajes como él, que vendió como tema de campaña una trama que más que horror provocó risa: que Nilda Velasco de Zedillo, esposa del expresidente, era parte del Cártel de los Amezcua.
Cuando el tinterillo dio a conocer la ‘exclusiva’ a través de uno de sus matraqueros —un tal Manuel Pedrero—, las burlas se multiplicaron en las redes sociales y en el país en general.
Y es que nadie se comió la zanahoria que vendieron.
El ridículo manchó el traje blanco del abogado, pero no importó.
Desde hace tiempo los ridículos han perdido su eficacia.
Antes, quién lo dijera, un ridículo como éste significaba exilio, segregación, virtual muerte civil.
Hoy que las mentiras son tan cotidianas, nada pasa cuando alguien miente tan descaradamente.
La gente pasa la página, y a otra cosa.
Vi el cierre de campaña de este próximo ministro el domingo anterior.
Un montón de paleros, sumados a los youtubers matraqueros, iba de aquí para allá pidiéndole selfies al hijo de Gutiérrez Rebollo.
Las porras no escasearon.
Tampoco las proclamas.
Y así siguió la historia hasta que el Pachuco Bailarín escupió un discurso lleno de lugares comunes.
Vayámonos preparando para verlo los lunes y los jueves en el Canal Judicial, durante las sesiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y es que, como van las cosas, el tinterillo va a ser ministro.
(No presidente de la Suprema).
Pero con eso bastará para sentir que vivimos en el más bananero de los mundos.
