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viernes, febrero 28, 2025

El manotazo que rompió el escritorio

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La frase de don Daniel Cosío Villegas —“El estilo personal de gobernar”—, que da título a un libro publicado en agosto de 1974, se ha vuelto referencia facilista al inicio de cada sexenio.

Algunos sesudos columnistas no pierden la oportunidad de usarla a propósito de todo lo que se mueva en el ámbito del gobierno.

Olvidan, o ignoran, que don Daniel escribió ese ensayo —que se volvió un clásico al año siguiente de su publicación, una vez que vendió 82 mil ejemplares— para analizar el estilo personal de gobernar del presidente Luis Echeverría Álvarez.

La premisa del autor sigue vigente: “Nuestro actual sistema político propicia un estilo personal, y no institucional, de gobierno”.

En esa aventura muchos se han perdido.

Y es que el estilo personal se convirtió en una falta de estilo.

(Mucho pecho, poco brillo).

Otros más perdieron el gobierno desde el primer momento.

Y eso significó que en lugar de disfrutarlo, lo padecieron.

En ese sentido, y siempre recurriendo a don Daniel, hay dos cosas que un hombre de poder no puede perder: el estilo y el gobierno.

Antes de que el gobernador Alejandro Armenta cumpla cien días al frente de la administración estatal, ha dado pruebas ya de ese estilo personal de gobernar.

Este lunes, por ejemplo, confirmó que no practica el inevitable juego de la simulación en el que muchos se refugian para hacer como que gobiernan.

Con varias frases directas, evidenció que una colaboradora suya —la secretaria de Turismo— está fallando y no se ha esmerado en cumplir su encargo.

Textualmente dijo: “Ya es hora de que la secretaria de Turismo se ponga a trabajar y que dé resultados, si no vamos a tener que prescindir de ella (…) Ya no tiene permiso para salir a ningún lado”.

Ufff.

Llamarle públicamente la atención a un colaborador, en el pasado reciente, sólo lo vimos con Andrés Manuel López Obrador.

En ese estilo, el gobernador Armenta dio metafóricamente hablando un manotazo en el escritorio.

(Un manotazo que rompió el escritorio).

No es la primera vez que lo hace.

Y eso confirma, precisamente, su estilo personal de gobernar.

Hace poco dio otros manotazos cuando exhibió a dos tipos de bichos: quienes llegan a ofrecerle “negocios” y quienes se hicieron de decenas de concesiones de transporte público aprovechándose de sus cargos.

Es cuanto.

 

La empresaria que veía el futuro. Hace algunos años, Olivia Salomón, cuyo nombre siempre estará ligado a un fenómeno inmobiliario denominado La Vista, me sorprendió al compartirme, vía Facebook, sus análisis de la realidad política local y nacional.

Ante mi sorpresa, uno a uno se fueron cumpliendo sus escenarios.

Eso dio paso a un primer desayuno para hablar de política, al lado, siempre, de don Rafael Moreno Valle Sánchez, su esposo, a quien yo había empezado a tratar.

La claridad de pensamiento, en el caso de Olivia, iba de la mano de la claridad de expresión.

En unas cuantas frases resumía sus escenarios políticos.

Inevitablemente, yo buscaba entramparla.

Fallé en todos los casos, al tiempo que sus proyecciones se iban cumpliendo.

¿Cuál era su secreto?

Era una lectora disciplinada que tenía la ventaja de compartir mesa con los principales personajes de la política.

A todo esto hay que sumar que el entrañable don Rafa era también su consejero: un consiglieri con un brazo lanzador como el de su admirado “Whitey” Ford, quien durante 18 años vistió la camiseta de los Yankees, de Nueva York.

Con los años, Olivia Salomón impresionó al gobernador Miguel Barbosa Huerta durante la primera conversación que ambos sostuvieron.

Eso bastó para que don Miguel le ofreciera la titularidad de la Secretaría de Economía.

Luego, tras demostrar su capacidad en la materia, el propio gobernador la metió en el juego de la sucesión.

No me sorprendió que Olivia se ganara la confianza —por encima de algunas fundadoras de la 4T en Puebla— de Claudia Sheinbaum, con quien don Miguel se la jugó desde el primer minuto.

Lo que ahora vemos —su llegada a la Dirección General de la Lotería Nacional— es consecuencia de quien sigue siendo una aguda analista de la política local y nacional.

(Desde donde esté, don Rafa debe sentirse muy orgulloso de ella).

A diferencia de algunos despistados, Olivia no dudó en sumarse desde el primer momento a Alejandro Armenta.

Tras un primer encuentro —antes de que éste fuera el candidato a la gubernatura—, Olivia puso a su disposición los cuadros que forjó en el camino, así como el capital político que había venido acumulando.

No se equivocó.

Hoy goza del aprecio y la confianza del gobernador, quien fue el primero, la tarde del sábado, en anunciar que llegaría a la Lotería Nacional.

¿Quiénes la acompañarán en la tarea de encabezar una institución que fue fundada hace 254 años y que tiene en el secretario de Hacienda —Rogelio Ramírez de la O— a su presidente?

(En el origen, esta empresa estatal se llamó la Real Lotería General de la Nueva España).

Gerardo Tapia Latisnere, el gran “Gerry”, seguramente se incorporará al equipo del que siempre ha sido pieza fundamental.

Su lealtad, hay que decirlo, está a prueba de todo.

Nunca cayó en la tentación de hacer un doble juego.

Nunca se lo permitió siquiera.

Como compañero en el programa radiofónico “Sencillamente Hipócrita” —que pasó a mejor vida cuando Gerry me comentó que pronto partiría a la CDMX junto con Olivia—, nuestro personaje fue una pieza clave y entrañable.

No dudo, pues, que pronto esté ahí al lado de su fiel amiga.

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