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jueves, junio 12, 2025

El machuchón va desnudo (el Affaire Sheinbaum–Noem)

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La presidenta Claudia Sheinbaum no alentó la violencia en el contexto de los hechos que se han venido suscitando en Los Ángeles, California.

Su llamado a la no violencia fue tajante.

Es claro que la secretaria de Seguridad Nacional del gobierno de Trump fue mal informada.

Ya sabemos que la presidenta no es de su agrado.

(Como tampoco lo son, millones de migrantes que han contribuido a levantar al país más poderoso del mundo).

Pero de ahí a que distorsione sus palabras, ufff, hay un buen trecho de mala salud mental.

Kristi Noem tiene 53 años —nueve menos que la doctora Sheinbaum—, y viene de ser gobernadora de Dakota del Sur, donde viven solamente 886 mil 667 habitantes).

(La presidenta fue, antes, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, donde habitan 9 millones 209 mil personas).

Noem estudió todos sus grados escolares en colegios de Dakota del Sur, en tanto que la presidenta lo hizo en la UNAM y en la universidad de Berkeley, California.

Noem fue Reina de las Nieves de Dakota del Sur.

La doctora Sheinbaum, en tanto, fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias.

Más allá de estas anécdotas, la presidenta no alentó las protestas violentas en Los Ángeles, como en tono inédito —como si estuviese acusándola ante el presidente Trump— vociferó la secretaria de Seguridad Nacional.

Es claro que el Gabinete del presidente parece un barco de guerra con muchas fugas de agua, gas y gasóleo, lo que pone en riesgo no sólo a quienes van a bordo.

La Reina de las Nieves de Dakota del Sur tendría que asesorarse mejor y estudiar un poco más el tema de la Seguridad Nacional.

Confundir, un día, un sombrero con una cabeza, no pone en riesgo a nadie.

El problema es hacerlo un día sí y otro también.

Por cierto: mientras Noem chillaba en el Salón Oval, Trump puso su clásica expresión de “qué fastidio”.

En él cabe esa moraleja brutal anidada en el famoso cuento de Hans Christian Andersen: “El traje nuevo del emperador”.

Ya se sabe: engañado por dos estafadores, el emperador cree que ha comprado un traje de tela especial que sólo es visible para los inteligentes.

Lo cierto es que el traje no existe, y en un desfile el emperador se pasea en pelotas.

Un niño lo ve, y grita: “¡El rey va desnudo!”.

Los achichincles niegan la especie, en aras de no llevarle la contraria a su jefe, aunque lo real es que, en efecto, el machuchón va desnudo.

En esta historia, Trump es el emperador y la señora Noem es el primer ministro que le da la razón en todo: aunque eso implique que su jefe se mueva con las pelotas al aire.

Qué peligroso.

Qué ruin.

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