En un solo hombre descansa el antes y el después de la República.
Hay quien ha dicho, en estos días delirantes, que en el voto de un solo senador está el destino de los 36 millones de sufragios que hicieron ganar a la doctora Claudia Sheinbaum la Presidencia de México.
Es una exageración.
Pero es parte del debate que hay en el país.
Para lograr la mayoría calificada en el Senado, Morena y sus aliados requieren de un solo voto.
Tienen 85.
Necesitan 86.
Uno más.
Pelé metiéndole un gol —el definitivo— a la selección inglesa en el mundial de 1970.
Maradona marcando el 2-1 en la final del mundial 1986 entre Argentina e Inglaterra: un almirante Nelson llegando a Trafalgar.
Si Morena logra convencer al senador que necesitan —mediante amenazas, sobornos, promesas— para aprobar la Reforma Judicial, la oposición morirá, ahora sí, en el escenario de la política mexicana.
Porque esta reforma es la primera de muchas, y servirá de antecedente.
Pero si la oposición logra lo imposible —mantenerse unida—, el resultado de la votación del martes en el Senado significará un augurio de lo que vendrá en el futuro cercano.
Lo que no ganaron en las urnas los prianistas lo podrían ganar este martes.
En su artículo más reciente, el historiador Enrique Krauze citó un pasaje nacional para hablar del dilema.
Dice que, en septiembre de 1856, los constituyentes dudaban entre dar a la Cámara de Diputados facultades comparables a las de la Asamblea francesa durante la Revolución o volver a la fórmula original de la Constitución de 1824, que preveía una integración bicameral.
Tuvieron que pasar varios años, agrega, para que el Senado se convirtiera en la instancia de equilibrio, moderación, responsabilidad y parsimonia ante el Ejecutivo y la propia Cámara de Diputados.
Las presiones van en aumento.
La oposición asegura que sus senadores están más unidos que nunca.
Las maquinarias federales y estatales no descansan.
Varias carpetas de investigación que dormían la siesta han sido reactivadas como parte de la operación.
Algunos gobernadores de Morena han entrado en este juego de convencer a los senadores oriundos de sus estados para que depongan las armas y se sumen a las huestes que encabeza Adán Augusto López Hernández.
Quien logre ese convencimiento recibirá las medallas correspondientes tanto del presidente López Obrador como de la doctora Sheinbaum.
Un senador basta.
Un gol entrando por el lugar donde hacen su nido las arañas.
Un espermatozoide, entre los 600 millones de espermatozoides.
La trama es única.
El resultado será brutal en cualquiera de los sentidos.
Nunca una duda ha matado tanto en tan breve espacio.
