Mauricio Merino es doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid y es profesor e investigador en El Colegio de México.
Fue consejero electoral del INE en una de las épocas más luminosas que tuvo este organismo, que, por cierto, es el equivalente de un enfermo terminal, una vez que está a punto de morir.
Ya le quitaron un riñón, el hígado, la vesícula, los dos ojos, la médula, las dos piernas y el cuajo.
Además, ya perdió la memoria y no sabe distinguir una urna de un elefante.
Merino habla como escribe, cosa rarísima en este mundo.
Y ambos oficios los realiza impecablemente.
Lo que me gusta de él es que no es de esos intelectuales —en el estilo de Sabina Berman— que hablan con lugares comunes todo el maldito tiempo.
Su voz es mesurada, discreta, ajena a los ruidos.
Y con esa lucidez a cuestas, habló para CiberDiálogos, el podcast que León Krauze conduce con esos mismos atributos.
Merino dice que todo mundo cree que el nuevo régimen político mexicano inició cuando Andrés Manuel López Obrador rindió protesta como presidente de la República.
No, asegura: el nuevo régimen lo está fundando la presidenta Claudia Sheinbaum.
Los pincelazos están a la vista:
Habrá, a partir del 1 de septiembre, un poder judicial muy diferente al que tuvimos durante siglos.
Y está por iniciar el desmantelamiento del órgano electoral para dar paso a uno nuevo.
Todo aquello que no hicieron democracias socialistas efímeras como la chilena, lo está logrando la Cuatro T.
A pregunta expresa de Krauze, Merino dijo que en nada se parece el régimen priísta al de Morena.
Y recordó a don Daniel Cossío Villegas:
“El régimen que encabezó el PRI era una monarquía absoluta hereditaria manejada transversalmente”.
En otras palabras:
No era el poder de un solo hombre el que estaba por encima de todos, una vez que, para evitarlo, el poder se pasaba de una mano a otra.
Dicha monarquía, pues, era un aparato sabiamente manejado, cerró Merino.
En tanto, dijo, el nuevo régimen es el poder de un solo hombre.
Nadie, ni los priistas —agregó— fueron tan lejos.
Son palabras dignas de reflexión.
Un retrato de AMLO. Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo.
A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de Bancos del Bienestar, de Becas Benito Juárez, de Jóvenes Construyendo el Futuro, del Tren Maya, de Dos Bocas, del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas.
Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
(Paráfrasis de El Hacedor, de Borges).