Qué peligroso es ir al Salón Oval de la Casa Blanca a compartir con el presidente Trump una apacible rueda de prensa.
Y es que lo que empieza bien, ufff, puede terminar muy mal.
Sobre todo si a la izquierda de Trump está JD Vance, un vicepresidente belicoso y vulgar que ya inició campaña para suceder a su gran líder.
Él fue quien descompuso el encuentro entre Zelensky y Trump.
Nadie más.
Sus piquetes en la panza generaron una respuesta airada del presidente de Ucrania, lo que sacó de quicio a Trump y a su entorno.
Imaginemos un escenario:
La presidenta Sheinbaum es invitada al Salón Oval para hablar de los avances en las negociaciones entre México y Estados Unidos.
Si entre los participantes se encuentra JD Vance, ufff.
Lo mejor será no caer en el juego.
Al igual que Trump, JD es un reventador en el peor estilo del futbol americano.
Y va a las partes nobles: ahí donde puede lesionar.
Su estrategia es perversa.
Ya se vio en el encuentro con Zelensky.
¿Qué haría Marcelo Ebrard o el cada vez más invisibilizado Juan Ramón de la Fuente ante un ataque como ése?
Si Trump ya dobló una vez a Ebrard, Vance haría lo mismo.
Lo mejor, para bien de la presidenta y lo que representa, es evadir cualquier invitación a la Casa Blanca.
A Zelensky lo quiso humillar hasta el Lord Molécula gringo, quien lo reprendió por no acudir vestido de traje y corbata a la reunión con Trump.
Hay que decir que éste y JD estaban de acuerdo en desquiciar a Zelensky.
El primero jugó a ser, al inicio, el policía bueno, al tiempo que JD la hacía de policía malo.
Y una vez que se desencadenó la inédita gresca, ambos agarraron a garrotazos al ucraniano.
(En el peor estilo de los policías gringos que golpean en la vía pública a los negros).
Lo demás fue más insultante todavía.
Zelensky y su comitiva fueron llevados al despacho de Marco Rubio, secretario de Estado, quien les dijo que el almuerzo agendado con el presidente Trump estaba cancelado, y que los invitaba a abandonar inmediatamente la Casa Blanca.
Ufff.
Así trata la familia presidencial a sus convidados.
Todos metidos en la ruta de “ofender es mejor que distender”.
Asquito.
Y del malo.