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lunes, julio 21, 2025

Crónica de una noche de elección ante el televisor

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Canal 22.

Domingo de elección.

Diez y pico de la noche.

Epigmenio Ibarra y Sabina Berman están de lo más optimistas con la elección judicial.

—¡Las casillas están llenas! —dijo Epi.

—¡Tardé cinco horas para votar! —apunta Sabi.

Y así se van, como hilo de media, hasta que las conductoras del programa especial dicen que harán un enlace con el INE.

Guadalupe Taddei, la presidenta de lo que queda del organismo electoral, aparece a cuadro.

Tras pontificar la Democracia —esa dama de falda hasta el huesito—, da a conocer que la votación se movió entre los doce y los trece puntos porcentuales de participación ciudadana.

Tras concluir su alocución, los micrófonos regresas a Epi y a Sabi, quienes están estupefactos.

Sabi es la primera en hablar.

Su voz ha cambiado.

Sus ojeras han caído.

La imagen es brutal.

Con voz apagada admite que la gente no salió a votar como ella esperaba.

Y da dos razones:

Los malditos medios de comunicación, que todo el tiempo hicieron una campaña en contra de la elección, y los izquierdistas buena ondita, quienes se confiaron y no salieron a votar.

Epi la escucha con los ojos semicerrados.

De pronto, despierta y arremete:

—¡La jornada de hoy fue un triunfo de la Democracia!

Y escupe varias cosas más relacionadas con el triunfo de la revolución, etcétera.

Las conductoras, abruptamente, concluyen la emisión.

Pero, Sabi, pide la palabra para reivindicarse.

Y coincide con Epi que sí, en efecto, faltaba más, la jornada electoral era un triunfo brutal de la Democracia.

(Esa señora con blusa hasta la oreja).

Antes había visto a Noroña.

Estaba tan exultante que parecía que se había metido Ketamina —como Elon Musk.

Gritaba que la elección era una gran victoria, una victoria única, irrepetible, una victoria victoriana, plagada de felicidad.

Habló de las casillas llenas, de la gente feliz, de la gente votando, de los ancianitos plenos, satisfechos de haber derrotado a los miserables conservadores —miembros de la Derecha— que atacan a la compañera presidenta y al compañero presidente.

Pensé en Epi y en Sabi.

Pensé en Noroña.

Pero también pensé que hay días en que andamos tan lúbricos, tan lúbricos, que lo mejor era ver una película de Mía Marín antes de que a su esposo lo metieran a la cárcel por puerco y por vulgar.

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