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jueves, abril 18, 2024

Burros electorales hablando de orejas

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La marcha en favor del Instituto Nacional Electoral (INE) sigue generando lecturas.

Una de las peores es que Lorenzo Córdova, presidente del organismo electoral, cometió un error brutal al salir la noche de ese día a agradecer el apoyo brindado por las decenas de miles de personas.

Alguien le tiene que decir que la marcha no fue en su apoyo.

Al apropiarse de una manifestación de tal naturaleza, se vuelve a equivocar.

(Lo ha hecho muchas veces).

Las instituciones deben estar por encima de las personas, pero no pueden existir las primeras sin las segundas.

(En México lo normal es que las personas estén por arriba de las instituciones).

Tanto Juárez —que llevaba la Patria en un carruaje— como Díaz —Porfirio—, se pusieron por arriba de la Presidencia.

Y eso ha venido pasando con todos los presidentes.

El caso del INE no es distinto.

Un personaje menor como Luis Carlos Ugalde —impuesto por Elba Esther Gordillo en un primer uso faccioso de la institución— pervirtió la naturaleza de los comicios en 2006 al convalidar —muy apresuradamente, por cierto— un fraude electoral.

Metido en un protagonismo muy dañino, Lorenzo Córdova ha generado tal irritación en el presidente López Obrador que las consecuencias de eso las vivimos todos los días.

Un día se van a ir Córdova y su álter ego Ciro Murayama.

Y cuando eso ocurra, también se irán los prejuicios personales.

(Qué necesidad de que eso ocurra).

Ese mismo daño le hicieron los Fox y los Madrazo (y las Elba Esther) a la marcha que tantas polémicas ha desatado.

Sin ellos, la cosa hubiese sido diferente.

Cuando menos mediáticamente.

Los protagonismos nublan el paisaje y enrarecen las instituciones.

Abrámosles un hueco en el Camposanto.

Por cierto: la multicitada marcha cambió para siempre el paisaje electoral.

Hoy por hoy, como bien lo dice Roberto Zamarripa en su columna de Reforma, el ciclo del Estado de México ha iniciado de nuevo.

En 2017, Andrés Manuel López Obrador vio esas elecciones como una clave para allanar el camino a la Presidencia en 2018.

Ahora las ve como “el envión hacia la elección presidencial”.

(Hay que decirlo: en el 17, Alfredo del Mazo le ganó por 169 mil votos a Delfina Gómez).

El Estado de México, dice Zamarripa, representa el 13 por ciento del padrón electoral nacional, siendo la primera entidad en votantes. Actualmente Morena gobierna cuatro de los ocho estados con mayor padrón de votantes con un 20 por ciento del total nacional. Sumados los cuatro estados con mayor padrón electoral en manos de la oposición (…) alcanzan prácticamente una tercera parte del padrón nacional. (29 por ciento). Con Edomex, Morena gobernaría cinco estados con 33 por ciento del padrón total, además de 18 estados”.

Disculpe el hipócrita lector la larga pero reveladora cita.

Las elecciones en ese estado, pues, ocupan las primeras hojas en la agenda presidencial.

Son básicas.

Ahí se juega una buena parte del 2024.

Y después de la marcha de hace unos días, los cuatro estados que están en poder de Morena —Puebla, entre otros— también se vuelven prioritarios.

En ese sentido: no caben las ocurrencias ni las vacilaciones.

Por eso son tan importantes los recientes acuerdos que hemos venido viendo —en un teatro de sombras— entre el gobernador Miguel Barbosa, Claudia Sheinbaum y el propio presidente.

La moneda ha sido lanzada al aire.

 

Nota bene: tras la frustración ante su pésima operación política, Ignacio Mier, sedicente presidente del Congreso federal, ha ido de Chichiquila a Teziutlán amenazando con imponer a los cuatro nuevos consejeros del INE que tendrán que elegirse el próximo año, incluido el presidente del Consejo Nacional.

Textualmente lo dijo así: “Se los digo con toda honestidad, nos convendría como Morena que las cosas se quedaran igual (sin reforma constitucional). Se van a elegir cuatro, y como somos mayoría podemos ponerlos nosotros”.

Ante ese gesto envalentonado, los periodistas Denise Maerker y Raymundo Rivapalacio reaccionaron así en Tercer Grado:
“—Lamento muchísimo la declaración de Ignacio Mier… Son terribles esas cosas revanchistas de ‘van a ver cómo (los de Morena) nos hacemos de los consejeros’ —dijo ella.

“—No puedes esperar algo distinto de Ignacio Mier” —dijo él.

Y remató René Delgado moviendo la cabeza en señal de ‘pena ajena’:

“—Una operación política singular”.

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