Por aire son 784 kilómetros.
Por tierra, 894.
Un ADO normal recorre la distancia entre Palenque y la Ciudad de México en 16 horas 15 minutos.
(Costo: mil 949 pesos, 20 centavos).
Un ADO GL tarda en llegar 15 horas 20 minutos.
(Costo: dos mil 98 pesos, 97 centavos).
El viaje aéreo dura una hora 48 minutos.
(El vuelo más económico anda en 904 pesos. Por Aereoméxico: mil 500 pesos).
Mi fuente —que pidió, con justa razón, la gracia del anonimato— me dijo que el licenciado Andrés Manuel López Obrador llegó este lunes 5 de mayo a su casa ubicada en la calle de Cuitláhuac número 90, colonia Torriello Guerra, en la alcaldía de Tlalpan.
Ahí permanecerá cuando menos tres meses.
Atrás quedó la quinta de Palenque en la que estuvo escribiendo un libro.
Esta mudanza tiene que ver con una agenda política y personal.
Un político como el expresidente jamás deja la política.
La política lo puede dejar algún día, pero esta ecuación es intraducible a la inversa.
Su casa de Tlalpan tiene una superficie de 170 metros cuadrados.
Tiene tres plantas y un jardín de 30 metros cuadrados.
Vivirá solo.
Tic tac, tic tac…
Nota bene: ¿Viajó por aire o por tierra?
Descarte el hipócrita lector el ADO o una aerolínea comercial.
Las visitas a su casa han iniciado.
“El beso del diablo”, le llamaron en tiempos en que Luis Echeverría, ya como expresidente, recibía en su residencia de San Jerónimo a la clase política.
Echeverría, López Portillo, ¿AMLO? A propósito del Beso del Diablo, el columnista Manuel Ajenjo, de El Economista, relata la siguiente anécdota.
Créame el lector, es imperdible:
“Fue en 1980, Carvajal como Presidente del CEN del PRI tenía que operar varias sucesiones de gobiernos estatales e inclusive evitar el futurismo para la presidencial del 82. Eran los tiempos de la caballada flaca al decir del ingeniero Rubén Figueroa, en aquel entonces de Guerrero. El expresidente Luis Echeverría desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo que durante su mandato construyera junto a su residencia en San Jerónimo, no cesaba de hacer política y recibía a los suspirantes a las gubernaturas en juego a los que, supuestamente con esta acción, mostraba su apoyo. Por esta razón y para con ello marcar que el único que podía apoyar candidatos era el presidente José López Portillo, el entonces jerarca del Revolucionario Institucional manifestó que aquellos que hubieran ido en busca de respaldo a San Jerónimo habían recibido el beso del diablo.
“La frase molesto a Echeverría que a través del profesor Olivares Santana, secretario de Gobernación, se lo hizo saber a López Portillo según éste lo consigna en su libro Mis Tiempos (pág. 939): ‘Vino en la mañana a acuerdo Olivares. Me comentó el exceso de Carvajal que, refiriéndose a Echeverría habló del ‘beso del diablo’ a los que vayan a San Jerónimo. Reacción de los medios. Como le dije a Gustavo: Con su impertinencia hace víctima a Echeverría; se hace vulnerable usted y se agitan las estructuras de desprestigio del PRI’”.