Luego de que el viernes 10 de noviembre de 2023 las encuestas de Morena convirtieran candidato a la gubernatura de Puebla a Alejandro Armenta Mier, quien esto escribe publicó la siguiente columna, misma que comparto de nuevo con el hipócrita lector:
Esta es la historia de un planeta que siempre fue redondo y que un día, el viernes 10 de noviembre, se convirtió en tierra plana, tal y como aparecía en los mapas de Anaximandro, discípulo de Tales de Mileto.
La tierra esférica o redonda, como Pitágoras descubrió que era en el siglo VI antes de Cristo, se convirtió en plana hace apenas unos días, cuando menos para un hombre: Ignacio Mier Velazco.
En la tierra redonda, el diputado Mier —compañero de ruta del presidente López Obrador desde 2006— le hubiese ganado la candidatura de Morena al senador Alejandro Armenta Mier, su primo.
Pero en el terraplanismo —teoría que establece que la tierra es plana—, el senador terminó ganándole la encuesta al diputado (cosa que en el territorio poblano ya había conseguido).
Este último tuvo la confianza del presidente en dos legislaturas federales para que defendiera sus iniciativas y sacara temas fundamentales como los presupuestos de egresos de los últimos años.
Eso le dio una envidiable cercanía, que lo convirtió en un favorito natural para la gubernatura de Puebla, pese a que el gobernador anterior, Miguel Barbosa Huerta, estaba declaradamente en contra suya.
En contraste, Alejandro Armenta llegó a la Presidencia de la Mesa Directiva del Senado pese al llamado lopezobradorista de que el ungido fuera Higinio Martínez, cacique gordo del Estado de México y mentor de la gobernadora Delfina Gómez.
Ese arrebato doblado de rebeldía —apoyado brutalmente por Ricardo Monreal— puso al senador en los cuernos de la luna morenista, pero aparentemente lejos de la luna de Palacio Nacional.
En consecuencia, mientras la tierra fue redonda, el diputado Mier se consolidaba como el favorito de Palacio Nacional en la puja por el gobierno de Puebla.
Una vez que falleció don Miguel Barbosa, en diciembre de 2022, el mundo poblano se movió de lugar.
A Casa Aguayo y el CIS llegó a despachar un nuevo gobernador: Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
El diputado Mier, antes vetado en Puebla, inició su arranque de precampaña, y algo más: le dio su apoyo absoluto —con el aval presidencial— a Adán Augusto López Hernández, el secretario de Gobernación que participó en la contienda interna de Morena que tuvo como resultado que Claudia Sheinbaum se convirtiera en la candidata a la Presidencia de México.
Ahí surgió, inevitable, una fractura entre ésta y el diputado Mier, pues nunca aceptó venir a mitin alguno organizado por el movimiento encabezado por nuestro personaje.
Dicha fractura mostró su relevancia el viernes pasado.
La doctora Sheinbaum había recibido todo el apoyo, desde el principio, del gobernador Barbosa, quien puso al subsecretario de Gobernación, Julio Huerta, su primo, como coordinador de la precampaña en la entidad.
Tras la muerte de don Miguel, Huerta llegó a Gobernación y se lanzó de lleno a la búsqueda de la candidatura a la gubernatura, con el visible apoyo moral del gobernador Sergio Salomón.
Con el tiempo, Huerta estableció un pacto con el senador Armenta, mismo que empezó a dar frutos, pues, de facto, se convirtió en las últimas semanas en uno de sus operadores al entregarle todos sus apoyos.
El diputado Mier, en tanto, siguió moviéndose en dos rutas: la legislativa —sacando los encargos del presidente— y la electoral: recorriendo el estado para ganar la nominación.
La tierra seguía siendo redonda cuando la doctora Sheinbaum encabezó un acto en Puebla ya como virtual candidata a suceder a López Obrador.
Antes de eso, y en el contexto de una visita de Adán Augusto a Puebla, éste invitó al senador Armenta a un mitin organizado en su favor por el diputado Mier, y les levantó los brazos a los dos al grito de “¡unidad, unidad, unidad!”.
Otra vuelta de tuerca: el empresario Fernando Padilla, uno de los financieros principales de Adán Augusto, empezó a apoyar las aspiraciones del senador Armenta.
Fue una señal clave, brutal, en esta trama.
Los días pasaron.
Las semanas.
La incertidumbre se apoderó de todos.
Armenta sumó a tres operadores que resultaron claves en el oído de la doctora Sheinbaum: los primos Julio y Hugo Scherer, y Alfonso Ramírez Cuéllar.
Éstos forman parte del equipo de quien despachará en Palacio Nacional el próximo año.
Un día antes del ritual de nominaciones, el jueves 9 de noviembre, el diputado Mier logró sacar el presupuesto 2024 para beneplácito del presidente.
En todos los ámbitos se dio por hecho que se había ganado la candidatura.
Al mismo tiempo, el senador Armenta ofreció una comida a directivos de la prensa poblana en Casa Reina, pero salió intempestivamente porque dijo que acudiría a una reunión importante en la Ciudad de México.
Esa reunión fue clave.
Él y un personaje de alto nivel se encontraron en privado con la doctora Sheinbaum.
Al mismo tiempo, en su programa de YouTube, el diputado Gerardo Fernández Noroña, vocero de la virtual candidata a Palacio Nacional, reveló que estaban ocurriendo cosas extrañas en el caso Puebla.
Pero el verdadero epicentro de este temblor estaba en la trama Harfuch-Brugada.
Los duros de Morena, encabezados por el vocero Jesús Ramírez Cuevas, habían venido presionando para que la candidatura por la Ciudad de México recayera en Clara Brugada, cosa que lograron con la pequeña ayuda de su amigo —que viajó a una gira por diez días a partir de ese jueves—: el presidente López Obrador.
(Los veinte puntos que Harfuch tenía por encima de Brugada fueron lanzados a la garganta del diablo).
El ritual de los destapes se movió de horario pese a que en el hotel Camino Real Polanco, sede de las unciones, ya no cabía una aspiración más.
Los nombres de Eduardo Ramírez y Alejandro Armenta empezaron a ser mencionados de otra manera en los círculos morenistas de poder.
El primero creía que Sasil de León —apoyada por Andy López Beltrán— sería la candidata desde el miércoles 8 de noviembre, cuando Mario Delgado, presidente de Morena, acudió al Senado.
Pero Dios tiró los dados y varios (incluyendo a Sasil de León) fueron los damnificados.
El factor Harfuch fue el factor clave en esta última fase de la trama.
La tierra, pues, se había vuelto absolutamente plana, igual que en los mapas que dibujaba Anaximandro, discípulo de Tales de Mileto.