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jueves, noviembre 21, 2024

Un incipiente balance electoral

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Los que analizan y procesan balances electorales, toman en cuenta diferentes variables políticas, sociales, económicas y hasta pulsan el estado emocional de la gente común, para poder valorar el desempeño de los candidatos, su crecimiento, posicionamiento territorial y también la estructura electoral que traen.

En mi caso, de manera muy escueta, solo me referiré a algunas de sus estrategias políticas que vienen desarrollando por los diferentes municipios y regiones del estado.

También, quisiera mencionar, el peso que le están dando a sus actividades en los medios de comunicación, en las llamadas redes sociales y en las plataformas digitales, es decir, la batalla tierra-aire van juntas.

Sus vocerías se han convertido en verdaderas trincheras de denuncias y contrastes entre ambos bloques partidarios, quienes las encabezan son actores políticos con experiencia y conocidos. A ello, hay que sumar la guerra mediática y las campañas denominadas negras; estas siempre aparecen en las disputas electorales.

Las coordinaciones, aunque no visibles, también juegan en la batalla de estrategias, sus líneas de acción trabajadas desde sus propias casas de campaña son puestas en práctica.

Me atrevería a decir, en términos muy locales, que la disputa por la gubernatura, por sus significados políticos, es una de las más interesantes y la que mayor importancia levanta en esta coyuntura.

Claro, sin menospreciar las demás, sobre todo la presidenciable.

Alejandro Armenta Mier ha iniciado su campaña durante más de dos semanas mostrando su estructura territorial en los diferentes municipios y en actos de la capital poblana a la que no pierde de vista. Mientras que Eduardo Rivera Pérez también recorre algunas cabeceras distritales, en donde mantienen presencia tanto el PAN como el PRI.

Ambos son sujetos políticos que conocen todo lo relacionado con las aspiraciones por el poder y en eso enfocan sus baterías. Nadie puede decir que son unos improvisados y que desconocen la realidad en el estado.

Llevan años de trabajo en Puebla y la habitan.

La formación de ambos es conocida en sus organizaciones partidarias, saben de la vida política en la aldea, conocen a los grupos de interés y de facto que se mueven en el estado.

Están en la plenitud de sus carreras como aspirantes a la gubernatura, se conocen y se enfrentan políticamente. Nadie se lladiga sorprendido por el presunto endurecimiento de sus discursos públicos, son parte de las campañas y para eso contienden en estas elecciones.

La política y las disputas son de carne y hueso, nunca han sido para principiantes.

Se podría afirmar aquí que Armenta Mier es un candidato convencido del proyecto que representa, apoya todas las reformas del presidente y está sumado de lleno con Claudia Sheinbaum. Rivera Pérez es un panista desde su juventud, convencido de lo que representa la derecha electoral y es manifiesta su cercanía con Xóchitl Gálvez.

En estas casi tres semanas de actividades han recorrido más de 30 municipios, invertido en difusión, brigadas y actos de proselitismo. Sus líneas discursivas se han centrado en temas polémicos como el del agua y la seguridad pública en Puebla, sin dejar de mencionar otras propuestas que hacen ante sus seguidores.

Armenta Mier participa en foros sobre diferentes temáticas, trae promotores deportivos, científicos y culturales.

Al igual que hace eventos en la ciudad porque le interesa. Por supuesto que busca alcanzar los dos millones de votos que ha mencionado.

Rivera Pérez sigue en sus actos de tierra por diferentes municipios, ha tenido pocos foros de discusión con algunos sectores y su presencia en la ciudad ha sido solo la necesaria.

Y la operación electoral sigue su curso, al igual que sus brigadas de propaganda visibles en varios cruceros. Uno busca un segundo debate y el otro anda metido en todos los eventos que lo invitan.

La guerra de encuestas sigue jugando su papel en ambos bandos y se difunden como propaganda electoral.

Conclusión: faltando un mes y días para el 2 de junio, las campañas electorales de ambas coaliciones han tomado forma y la disputa sigue creciendo. Al igual que la percepción social de la gente común, que varía según las condiciones que se vayan dando.

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