El evento político por los siete años de la cuarta transformación fue por decirlo así, uno más y otra de las concentraciones masivas de este gobierno, que año con año llevan a cabo junto con su partido. Se convocan para hacer un balance de su quehacer público y celebrar la toma del poder político en México.
Al mismo tiempo, la presidenta ante las masas sociales reivindica las transformaciones hechas en este país.
Y así, estas manifestaciones se convierten en actos de apoyo a un proyecto político que ahora encabezan, además sirven para mostrar su fuerza ante sus opositores y presumir su unidad a toda costa.
Las movilizaciones convocadas les son útiles para mantener activas a sus bases partidarias y también son espacios de propagan e información política.
En estas participan todas sus estructuras de poder y de su propio partido, muestra de lo anterior, es un zócalo lleno, con grandes mantas desplegadas de los nuevos sindicatos, ahora afiliados a Morena y las banderolas de adhesión del bloque partidario.
La presidenta hilvana sus quehaceres públicos y en su narrativa describe lo hecho, bajo las banderas que han venido desplegando a lo largo de dos sexenios: “primero los pobres y el humanismo mexicano”
Proclamas que, en estos tiempos de presiones del exterior, sobre todo de Donal Trump, les son necesarias para levantar el espíritu nacionalista de sus seguidores, ante la intervención “yanki” que la derecha invoca, según lo declaran a los cuatro vientos los morenistas.
Claudia Sheinbaum, por supuesto que necesita de las concentraciones políticas para oxigenar su gobierno y presentarse como la mujer – líder, mostrando a la opinión pública que ella ejerce el poder público, hoy.
Así lo atestiguaron el establishment y la nomenclatura partidaria.
Más aún para un 2026, que augura situaciones complejas desde el exterior y un panorama económico, que, aunque se mantiene estable, también marca retos para un crecimiento necesario del PIB nacional.
Sumado lo anterior, también están las fuertes negociaciones que se dan desde ahora, sobre el tratado comercial con los EE. UU y Canadá.
Al igual que una asignatura pendiente que siempre es visible en todas las encuestas, en donde la opinión pública sigue señalando a la inseguridad, como uno de los principales problemas en México, que les preocupa.
Y para el año que viene será la antesala, de las elecciones intermedias del 2027, en donde habrán de renovarse 17 gubernaturas, 300 diputaciones federales, 200 plurinominales, más diputados locales y ayuntamientos en algunas de las 32 entidades.
Dicha coyuntura electoral, es la primera que enfrentará el régimen actual y no estará ausente de la misma. Puesto que es una prioridad política, el seguir manteniendo su mayoría parlamentaria en el Congreso de la Unión y las gubernaturas, por todas las reformas que vendrán.
Esta composición legislativa, tendrá el peso y la presencia de la actual mandataria, que gradualmente va configurando su poder político, ya iniciado con los cambios en la FGR.
Finalmente, y saltando a lo local, en Puebla, en donde hay un gobierno de extracción morenista, también cumple un año la actual administración y el gobernador rendirá su primer informe.
Que más allá, de cifras y números, se requiere voltear a ver lo que sigue haciendo falta para hacer un estado más justo y de oportunidades para todos los ciudadanos. El estado debe crecer y pensar en alternativas para el futuro, que hagan posible, disminuir la pobreza y garantizar empleo para jóvenes y mujeres.
Desarrollo, instituciones fuertes y seguridad son lecturas que siguen estando en la mesa.

