25.6 C
Puebla
jueves, agosto 14, 2025

Partidos y afiliación seccional

Más leídas

El viejo régimen del partido único (PRI), cuando mantuvo el poder por más de 80 años en México, nunca le importo la simbiosis de ser parte del Estado, al contrario, les llenaba de orgullo, reconocerse el uno para el otro. Y a sus gobiernos los enaltecía ser “revolucionarios e institucionales”, herederos de las mejores causas de la Revolución Mexicana.

Se vanagloriaban de su institucionalidad y sentirse los líderes de las causas del movimiento revolucionario de 1919. También desplegaban en grandes mantas todos los beneficios sociales que habían logrado para los mexicanos, en sus desfiles del 1° de mayo y en cada elección presumían las bondades obtenidas.

Sus gobiernos en cada informe o ceremonias oficiosas siempre hacían alusión a los postulados institucionales del tricolor y que gracias a ellos existía un país próspero y desarrollado.

Los tres sectores del Revolucionario Institucional fueron su fortaleza interna, mantuvieron su disciplina partidaria, en donde todos acataban las decisiones de sus viejos dirigentes y nunca permitieron grupos internos de presión.

Salvo su primera crisis interna de 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, salieron del PRI, para participar como candidato presidencial del FDN (Frente Democrático Nacional). Quien después encabezaría su propio movimiento en contra del fraude electoral y confrontaría al sistema, para finalmente aceptar su derrota y una importante bancada en la Cámara de Diputados.

Siendo gobierno, el partidazo, desde tiempos atrás, construyo su propia estructura orgánica en todo el territorio nacional. Sin problema alguno, sus tres sectores conformaron los seccionales priistas, es decir, en todos los distritos electorales tenía que haber un seccional partidario. Por cada municipio tuvieron un comité municipal priista y la CNOP, se encargaría de aglutinar a diversos grupos de todos los extractos sociales para ser tomados en cuenta.

Sin dejar de mencionar a sus organismos de mujeres y jóvenes revolucionarios priistas.

 

En los procesos electorales repartían las candidaturas a dichos sectores, por cuotas y peso que representaban, hasta los militares obtenían lugares. De esta forma todos acataban el reparto que acordaba su elite burocrática.

En los comicios, los seccionales se encargaban de organizar las campañas de sus candidatos y ponían a los representantes casilla. De esta forma, siempre las cubrieron al 100 por ciento y lo mismo sucedía con sus representantes ante los órganos electorales que siempre controlaron.

Esto de la estructura electoral y la organización seccional de los partidos, no es nueva, lo hizo el PRI en sus tiempos de hegemonía y también el PAN, aunque este partido nunca alcanzo a tener una presencia territorial completa.

La izquierda electorera, por su lado, siempre tuvo una debilidad, su estructura estuvo concentrada en el centro y sur del país. En el norte su crecimiento fue marginal y su presencia fue minúscula.

Tal es así, que, en las elecciones del 88, su principal error fue, no haber cubierto en su totalidad las casillas. Eso les provoco no tener pruebas de los cómputos llevados a cabo y no saber el número de votos obtenidos.

En el 2006, también sucedió esto a pesar de tener un candidato carismático como AMLO, la cobertura de las casillas instaladas en todo el país, nunca las pudieron cubrir. Solo en la CDMX, tuvieron una representación total.

Las brigadas del sol fueron su alternativa para cubrir el territorio nacional, sin embargo, en ese entonces, el PRD, no pudo tener una estructura distrital, solo formaron células de apoyo en regiones y localidades.

Para el proceso comicial del 2018, Morena como partido nuevo y con candidato propio a la presidencia, logro acreditar al 100 por ciento todas las casillas instaladas en el país.

Ahora, que la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, ha anunciado una reorganización nacional, para construir 71,500 comités seccionales, no es algo inédito, ayer lo hizo el partido Revolucionario Institucional.

Es obvio, que los objetivos estratégicos de la dirigente nacional tienen que ver, con la preparación de los escenarios político-electorales para el 2027, en donde habrá de renovarse la Cámara de Diputados; los congresos locales; algunas gubernaturas y los municipios de los estados.

 

De esta forma, la presidenta Claudia Sheinbaum, podrá tener una fuerza, el control de la Cámara y una estructura política propia.

Morena, es hoy, el partido que gobierna por segunda vez y por supuesto, que busca seguir haciéndolo, los partidos en el poder siempre quieren darle continuidad a sus proyectos, para convertirse en la principal fuerza hegemónica.

Buscar tener comités seccionales en todo el territorio nacional, en municipios, pueblos y regiones, suena interesante, además de contar con un padrón de más de 10 millones de afiliados y ser de los más grandes en Latinoamérica, son retos para un partido del gobierno.

Sin embargo, esta organización partidaria, que busca ser hegemónica en México, enfrenta su propia crisis de crecimiento entre sus afiliados, son ellos mismos quiénes dañan la credibilidad y su proyecto mismo, no es la llamada derecha.

Los últimos acontecimientos sobre relaciones ilegales; adicción a la opulencia y viajes al extranjero, de varios de sus líderes, aunque no lo quieran, han afectado su credibilidad y una parte de la sociedad los ha recriminado.

Tener secciones partidarias en todos los estados, también pasa por los intereses políticos de sus propios gobernantes y líderes partidarios. Quién maneje el padrón de afiliados, tendrá una muy importante estructura política en los 300 distritos electorales y municipios que los componen.

Los partidos políticos que se convierten en fuerzas hegemónicas también viven de tentaciones autoritarias. El viejo PRI, se convirtió en un instrumento autoritario y déspota, entre la izquierda en América Latina, hay ejemplos de cómo, en nombre del pueblo, asumen posturas “stalinistas” y autócratas.

Cualquier democracia electoral, necesita de partidos fuertes y organizados, para mantener su estado de pluralidad y tolerancia. Y ayudan a mantener los equilibrios del poder mismo, para evitar los extremos partidarios.

Las afiliaciones entre dichas organizaciones también deberían servir para educar a sus miembros, sobre los deberes democráticos y crear ciudadanía.

Porque afiliar por afiliar, solo crea padrones inflados y masas controladas.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img