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lunes, julio 1, 2024

La debacle priista

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El Partido Revolucionario Institucional (PRI) logró mantener su registro legal con 9.66 por ciento de la votación presidencial. En comparación con las elecciones presidenciales de 2012, el PRI, con Enrique Peña Nieto como candidato, obtuvo 16 millones 231 mil 456 votos y para 2024, solo consiguió 5 millones 736 mil 759 votos, es decir, su caída fue de 64.66 por ciento.

Sobre los comicios de 2018, José Antonio Meade, alcanzó 7 millones 677 mil 180 votos (13.56%), lo que significó que para 2024 el Revolucionario Institucional perdiera casi dos millones, con una reducción de 25 por ciento.

En la Cámara de Diputados, los resultados también fueron desastrosos para este partido. En 2018, el PRI obtuvo 9 millones 310 mil 523 votos (16.53%). En 2021, esta cifra disminuyó a 8 millones 715 mil 899 votos (17.73%), y en 2024, cayó a 6 millones 574 mil 223 votos (11.11%).

De los comicios del pasado 2 de junio, solo ganaron 10 diputados de mayoría relativa, o sea, se quedaron con 10 distritos electorales de los 300, que existen el país, más 24 de representación proporcional y su fracción parlamentaria será de 34 legisladores federales.

En el Congreso de la Unión, el PRI y MC se pelearán el quinto lugar, dependiendo de la escisiones o renuncias a sus grupos que siempre se dan.

Para el Senado, la tendencia a la baja continuó, en 2018, el PRI alcanzó 9 millones 013 mil 658 votos (15.89%), pero en 2024 solo obtuvo 6 millones 530 mil 305 votos, 10.8 por ciento. Solo tendrán 13 representantes de primera minoría y cuatro de representación proporcional.

Dicho lo anterior, el partido más longevo del actual sistema político en México vive una de sus derrotas partidarias más profundas desde el 2000, cuando perdieron el poder por primera vez en el país. Su cultura autoritaria y atrasada de los viejos caudillos políticos, nunca les permitió aceptar sus fracasos y crisis permanentes, que hoy los han convertido en una fuerza testimonial en peligro de extinción.

Sirva el contexto anterior, para ver que todas sus estructuras locales, salvo en dos estados en donde aún son gobierno, viven la misma situación. En el caso de los priistas poblanos, también sucumbieron en las pasadas elecciones, sus resultados fueron fatales y los ubican en un quinto o sexto lugar.

A lo anterior, hay que agregar, sus divisiones y la salida de un grupo importante de diputados, que los afecto políticamente. Aunque su dirigencia estatal (muy malita) busco minimizar los daños, esto les genero una gran pérdida de votos en distritos y municipios poblanos.

Veamos, para estas elecciones a la gubernatura (2024), obtuvieron como partido: 193 mil 622 votos, que les represento 7.2 por ciento de la votación.

El PVEM, los rebasó por primera vez, con 220 mil 069 votos.

En los 26 distritos electorales, obtuvieron 211 mil 240 votos, no ganaron ninguno y perdieron sus nichos regionales como la sierra norte y la mixteca poblana. En Xicotepec, solo lograron 5 mil 739 votos, algo impensable en otros años; Huauchinango, 11 mil 276 votos, comparados con los de Morena, que obtuvo: 33 mil 266; Chignahuapan, 15 mil 396 votos y Morena: 27 mil 856; Teziutlán 16 mil 619 votos y Morena 35 mil 127. En estos distritos electorales sus escisiones demostraron el debilitamiento priista.

La mixteca es otro ejemplo, en donde ganaban todo y su presencia partidaria tenía fuerza, actualmente han perdido casi todo. En Izúcar de Matamoros, lograron 12 mil 634 votos, Morena, 36 mil 371; Acatlán 12 mil 786 votos, mientras que Morena, obtendría 33 mil 205, ganándole al doble. Por su parte, el PVEM, lograba posicionarse en esta región, cuando ayer no tenía ninguna fuerza partidaria. En Tehuacán (1), logro 5 mil 259 votos y Morena 48 mil 853 votos; Ajalpan 9 mil 666 votos, mientras que Morena, se llevaría 35 mil 340.

Solo tendrán dos diputados de representación proporcional, lo que no les alcanza para tener una fracción parlamentaria. Su presencia territorial no llegará ni uno por ciento de los 6 millones de habitantes en Puebla.

En lo que respecta a los municipios solo lograron ganar 32 de los 217 existentes, ninguno importante y algunos muy pequeños ubicados en la región del Totonacapan, algo raro.

Conclusión: Del viejo partido de Estado que fue ayer, no queda nada, ha sido desplazado por otras fuerzas partidarias. Así quedó demostrado en los pasados comicios generales. Con una dirigencia nacional y local cuestionadas por su patrimonialismo, pronto serán solo una organización marginal, aunque solo se transformen.

Seguirán siendo uno de los partidos políticos más rechazados por los ciudadanos en cada proceso electoral.

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