Veracruz puede no tener las playas más bonitas de nuestro país, pero si de comer se trata, pocos lugares lo superan. Por cierto, aunque sus playas no son las más cotizadas, (en gran parte porque debido a la corrupción han permitido la construcción de Oxxos, y otras brutalidades, literalmente sobre la arena de la playa) tiene excelentes sitios para bucear e islas paradisiacas a unos kilómetros del puerto.
Comer en Veracruz es un verdadero deleite.
Para mí, la mejor hora para pasear por el malecón en Veracruz es al amanecer. Antes de que el sol salga sobre el mar, ya hay decenas de personas caminando, corriendo, andando en patines. El espléndido ritual del desayuno en el Puerto de Veracruz es difícil de superar.
Despertando no hay como un lechero en La Parroquia acompañado de una canilla, un palito de pan tostado hecho trenza que no puedes evitar remojar en el café. En el lugar no se deja de escuchar el tintineo de cucharas pegando en el vidrio de los vasos para llamar al mesero con las jarras de leche y café concentrado. El señor no deja de correr por el lugar, cuando es tu turno te sirve en segundos dejando caer desde la altura con gran destreza la leche hirviendo. La sede original está en el Centro a unos pasos del puerto. Hay jarochos que llevan cuatro generaciones visitando el lugar todos los días.
Las bombas con frijoles y queso son un manjar. El platillo volador, es un sándwich de pan blanco con pavo, pierna y queso hecho en la sandwichera. La media noche o el plato de ropa vieja son un manjar.
Aunque no se puede ir a Veracruz sin probar los antojitos. El Recreo en Boca del Río es un gran lugar, puedes ver a la señora preparando infladas en aceite hirviendo y picadas de masa blanca. Los Farolitos es otro gran lugar para desayunar. Sus huevos motuleños e infladas endulzadas con piloncillo y acompañadas con mole. O El Gaucho, que además de antojitos veracruzanos tiene las mejores empanadas argentinas.
Cuando acaba la hora de los antojitos veracruzanos, es hora de empezar a ver dónde comer. El Villa Rica no falla. Vale la pena visitar el que está en Mocambo, porque al igual que los Oxxos, está sobre la playa. Todo está incomparablemente fresco. La ensalada de caracol blanco, el ceviche verde y el robalo o huachinango empapelado al acuyo no fallan.
En Mandinga está La llegada del Pescador. Un pequeño lugar a unos pasos de la laguna de Mandinga, famoso por sus ostiones y jaibas enchilpayados. La hueva frita de pescado no la encuentras en ningún otro lugar, y su pescado zarandeado supera las expectativas.
Los langostinos del Cacharrito son espectaculares. Aunque peligrosos, sobre todo si los comes en la noche. Tienen una cantidad indecente de ajo y mantequilla. Yo prefiero siempre pedirlos con la mitad de la salsa que le ponen. El Llagar tiene excelente comida española. Hay además nuevos restaurantes como el Al-bahía de comida mediterránea donde vale la pena probar absolutamente todo. Las costillas de cordero, sus entradas libanesas, los nigiris árabes y los arroces son espectaculares.