Las elecciones de la semana pasada en Líbano, en las que Hezbolá y sus aliados perdieron por fin algunos asientos en el parlamento, le dieron algo de esperanza a un país que lleva más de dos años sumido en una de las peores crisis económicas.
Durante su esplendor, Líbano era llamado la Suiza del Medio Oriente. En Beirut, las montañas —que en invierno se cubren de nieve y en verano regalan un respiro del calor— tocan el Mar Mediterráneo. La ciudad, cosmopolita y vibrante, ha sido un oasis de vida nocturna, especialmente en el verano, cuando los expatriados regresaban y los turistas llegaban en bandadas para vivir el verano beirutí.
Gemmayze, corazón de Beirut, es un barrio encantador con fachadas mediterráneas, hermosos callejones y un ambiente bohemio. De día había un sinfín de cafés y restaurantes. De noche podías saltar de bar en bar por la calle Armenia y rue Gouraud. La monumental explosión del 2020 en el puerto de Beirut, que mató a más de 200 personas, creo un cráter de más de 43 metros que devoró a su paso decenas de edificios, gran parte de los emblemáticos clubes nocturnos y gran parte de Gemmayze. Hoy en día es difícil para una familia pagar la despensa de una semana. No hay gasolina y la gente vive con un par de horas al día de luz eléctrica. En ese contexto, podría parecer una frivolidad, un lujo, dedicar un espacio para hablar de su vida nocturna. Sin embargo, hay lugares como el B018, un enigmático club nocturno en Beirut, con una historia fuera de lo común que ha sobrevivido a todo. Y ha dotado durante décadas a los habitantes de la ciudad de una fuente de alegría y un espacio de expresión.
El B018 surgió como un lugar clandestino de música en la década de los 80, en el contexto de la Guerra de Líbano. “A mediados de la década de 1980, nada se escuchaba en Beirut, excepto sonidos de misiles y balas”. Naji Gebran convirtió su chalet (que tenía el número B018) en un refugio musical. Las reuniones que organizaba alrededor de la música se volvieron cada vez más populares. Hasta que fue necesario buscar nuevas sedes para organizar estas reuniones. Así es como nace B018, uno de los clubes más influyentes del Medio Oriente.
En 1998 el arquitecto libanés Bernard Khoury diseñó y construyó la sede del B018 en Karantina, un barrio desolado que había sido un campo para refugiados kurdos, armenios y palestinos. Además de ser el sitio donde se llevó a cabo una terrible masacre de palestinos en los 70.
Khoury quiso tomar en cuenta la historia del lugar y todas las cicatrices que la guerra había dejado en ese barrio. Su construcción pone el dedo en la llaga, pero es también una forma de restitución. Hundido bajo tierra, el B018 es una mezcla entre un bunker militar y una tumba. Esta es la razón por la que, a pesar de la brutal explosión del 2020, el lugar quedó intacto. Desde la calle lo único que ves es una estructura de metal que parece un helipuerto. En ciertos momentos esta estructura se abre y puedes ver el cielo desde la tumba. Los muebles simulan confesionarios, y el lugar está montado sobre una planta en forma de cruz.
Entrar a esa tumba casi vampiresca te provoca, inevitablemente, un escalofrío. La música electrónica, acid jazz y hasta música árabe, suena hasta que amanece en un ambiente ecuménico que ilustra a la perfección ese lado cosmopolita de Beirut. Es un lugar donde la diversidad es bienvenida y fomentada: un respiro en el Medio Oriente.
En medio de la brutal crisis por la que atraviesa Líbano, lugares como éste sobreviven y dan tregua a quienes la necesitan.