I
Recientemente la “Cámara de Diputados aprobó, en lo general, el dictamen que reforma la fracción II del artículo 55 y el artículo 91 de la Constitución Política, en materia de edad mínima para ocupar un cargo público1”. Ahora, la edad para ser Diputado ha pasado de los 21 a los 18 años y para ocupar una Secretaría de Estado pasa de 30 a los 25 años.
La Reforma fue aprobada tanto por el Congreso de la Unión como por el Senado de la República, ya tiene carácter constitucional y tendrá que ser aprobada por cada Estado.
Dicha Ley ha causado mucha polémica y las voces que acusan a ésta de absurda y surrealista no se han dejado esperar.
II
¿En verdad, la juventud no tiene capacidad para afrontar sendas responsabilidades?
¿Los adultos mayores, adultos de mediana y joven edad han tomado excelentes decisiones?
¿Ser “adulto” es garantía de certeza absoluta?
¿Un adulto mayor, adulto de mediana y joven edad tiene derecho a decidir sobre el futuro de las nuevas generaciones?
¿Cuántos personajes con Maestría y Doctorados han ocupado puestos gubernamentales y no han fallado
¿Un diploma, un grado académico -en verdad- es garantía de que están listos para ocupar un cargo público?
III
La falta de experiencia y la inmadurez han sido lo que más ha permeado a la crítica de esta Ley.
Probablemente es una realidad, pero las viejas generaciones tampoco han sido tan acertadas.
Muchos de los problemas que actualmente vivimos a nivel nacional y mundial se deben a la forma de ver y pensar el mundo que las viejas generaciones han tenido.
Generaciones que fueron educadas para pensar en la inmediatez, pero nunca a vislumbrar las consecuencias de cada decisión: para qué, si probablemente, ya esperaban estar muertos o a punto de morir, ¿no?
IV
Yo sí celebro esta Ley; su defecto es que no viene acompañada de otra serie de leyes o acciones paralelas en tema laboral y educativo.
Ya lo he dicho en esta columna, es necesario modificar la forma en que se educan a las infancias y juventudes.
Es necesario que se les enseñe a comprender, entender, analizar y ejecutar (en ese orden) y no a memorizar ni a mirar desde una sola ideología y/o perspectiva. Tienen que conocer todas las vertientes y crear su propio punto de vista.
Urge que se les instruya a comprender que los actos y dichos tienen consecuencias, que se les forme desde la ética y la empatía.
En la Preparatoria tendrían que realizar su Servicio Social para que vayan comprendiendo la realidad del área en el que les gustaría desempeñarse e inclusive, los últimos semestres deberían ser un previo formativo a lo que verán en la Universidad.
En la Universidad tendrían que comenzar más temprano sus prácticas profesionales y en los últimos 3 semestres acceder a trabajos de medio tiempo.
Tanto en la Preparatoria como en la Universidad pública y privada debería replicarse El Modelo de las Naciones Unidas y hacerse un Modelo de los Congresos Locales en los 3 grados de los 2 niveles formativos.
Todo esto los iría formando y concientizando sobre la realidad del mundo en el que habitan.
Les daría experiencia y ya ninguna empresa ni gobierno podrá decir que no tienen experiencia laboral.
Todos salen ganando.
V
Otra acción necesaria sería comenzar a girar la rueda y darle auténtica y real oportunidad a perfiles que se lo merecen y llevan años desempeñándose en un ámbito laboral.
¿Cuántas personas no llevan ocupando un puesto de mando medio o menos, acumulando experiencia y nunca han subido porqué el cargo se lo dan a alguien con mayor influencia ya sea por el apellido o el poder económico que posee?
Ojalá esta Ley sirva para que la rueda gire y comiencen a verse nuevas caras y perfiles en los puestos gubernamentales y no los eternos apellidos ocupando diversos cargos de poder.
Y sí, a veces, la experiencia en el campo laboral, en la chinga del día a día, da más experiencia que la edad, un título académico, un apellido o un nivel económico.
VI
Otro tema por resolver es que se están produciendo profesionistas para los que no existe plaza laboral; y en la misma situación se encuentra el sistema de pensiones y jubilaciones.
Al parecer, en este sexenio no supieron resolverlo a futuro y ojalá los que aspiran a ocupar presidencia, gubernaturas, diputaciones, senadurías, municipios y demás; incluyan estos temas dentro de sus propuestas. Es una bomba de tiempo.
VII
Es el momento de comiencen a darnos más espacio a las generaciones Millennial y Z.
Y es hora de que los futuros candidatos comiencen a construir el mundo con nosotros y a tomar en cuenta a la generación Alfa.