I
Hace poco más de 10 años, el Museo Nacional de Arte Nacional (MUNAL) albergó la exposición: Surrealismo. Vasos comunicantes. La visité en más de dos ocasiones y me maravillé de la belleza de las obras. Para esa época, ya era fanático de la obra de Pedro Friedeberg (uno alumno de Leonora Carrington, por lo tanto: el último heredero del Surrealismo).
Allí, entendí que el Surrealismo sería una de mis corrientes artísticas favoritas.
En el Libro-catálogo de la exposición, Mónica López Velarde Estrada participa con un artículo denominado: Los vasos comunicantes del Surrealismo, de dónde extraigo lo siguiente:
“…André Bretón. En su primer Manifiesto del Surrealismo de 1924, afirmará: “Yo creo firmemente en la fusión futura de esos dos estados, aparentemente tan contradictorios: el sueño y la realidad, en una especie absoluta, de superrealidad.” Más adelante suscribiera en el Segundo Manifiesto Surrealista de 1930 que “gracias al surrealismo podemos desechar la idea según la cual las cosas que existen son las únicas posibles”.
Esta exposición tenía obra de Salvador Dalí,
René Magritte, Joan Miró, Max Ernst, Wolfgang
Paalen, Yves Tanguy, André Masson, Alberto
Giacometti, Victor Brauner, María Izquierdo,
Remedios Varo, Leonora Carrington, Manuel Álvarez Bravo; entre otros.
II
El poeta, simbolista y crítico de arte: Juan Eduardo Cirlot, en su Diccionario de Símbolos, define al Surrealismo de la siguiente forma:
“…es el resultado de una voluntad constructiva aplicada a la creación de un mundo situado más allá del que la percepción arroja, utilizando para este fin los valores procedes de las asociaciones irracionales e instintivas de fragmentos de la realidad física o imaginaria.
Este procedimiento implica la acción contra lo real, entendida sádicamente, ya que el origen de la tendencia se halla en la desesperación de la multitud de lo concreto, de la irreductibilidad de los contrarios, de la incomprensibilidad final de las causas de los fenómenos, y sobre todo, en la insuficiente capacidad de posesión integrada por el hombre, en desequilibrio con un inmensa vocación hacia el anhelo. La relación con la magia viene dada por lo siguiente: La magia ya se ocupaba de lo “imposible” y su razón de ser es precisamente la superación de ese muro. ¿Qué son sus fórmulas, frecuentemente crueles, sino el intento de atravesar la fija piedra de lo imposible? El surrealismo se acerca en momentos a esa actitud propiciatoria y en otros desgarra y mutila al gran enemigo, la realidad, luchando desesperadamente contra su impenetrabilidad física y metafísica.”
Texto más adelante nos regala estas bellas palabras:
“En el plano de la imaginación y en el de su
encarnación en arte, la acción surrealista se
desenvuelve siguiente las técnicas al uso en el
momento. André Bretón difunde las teorías de
Freud, mal conocido y rechazado, por aquel
entonces, en Francia. Experimenta en sí mismo
los efectos del despliegue del inconsciente, por
medio de las revelaciones del sueño y del automatismo. Estudia los textos de los magos y los de todos aquellos que han pertenecido, más o menos, a ese lado reprimido del saber humano.”
Para cerrar, estas líneas que dan claridad de qué va el Surrealismo:
“Dentro del surrealismo se halla la trascendencia y también un derroche extraordinario de calidades puramente energéticas, como sus postulados de irracionalidad preveían. Pero, en el fondo, lo que perdura de su ambición es ese deseo,
grabado en su propio nombre, de ir más allá de
los límites que la forzosidad de lo real imponen a
lo humano. En este sentido se halla plenamente
identificado con las formas superiores de acción
intentadas secularmente por la humanidad”.
III
Puebla, durante muchos años, ha estado fuera del foco
artístico internacional. Años que en Puebla dejaron de
verse exposiciones importantes y de gran calibre.
¡Qué maravilla sería que los recintos museísticos de Museos Puebla —en la administración que comandará el gobernador electo: Alejandro Armenta— albergarán las colecciones artísticas del MUNAL o MAM del INBAL con el fin de garantizar el acceso al arte nacional e internacional a todos los poblanos!
Por ello, es necesario celebrar que Pepe Chedraui —a través de la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural, cuya titular es Aimeé Guerra Pérez— hayan logrado la presencia de una de las esculturas de gran formato de la obra de Leonora Carrington: La madre siempre tiene la razón (2010).
La pieza original —en pequeño formato— se encuentra exhibida en el Museo Leonora Carrington del Centro de las Artes de San Luis Potosí.
Y hoy gracias a dicha gestión, en el Centro Histórico de Puebla, podemos ver una reproducción original, autorizada y autentificada por el Consejo
Leonora Carrington. Dicha pieza llega a Puebla,
en el marco de la conmemoración de los 100 años
del Surrealismo.
IV
Este tipo de esculturas, realizadas por un amigo de
Leonora Carrington, tienen la finalidad de difundir la obra de la artista en todos los rincones del país y del mundo.
Esculturas similares pueden verse dentro de los
patios del Museo Leonora Carrington del Centro
de las Artes de San Luis Potosí.
V
Este tipo de acciones hay que celebrarlas y cacarearlas.
Son únicas y ponen a Puebla en el mapa internacional.
Ojalá, la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural —a través de Aimeé Guerra Pérez— consiga más esculturas y estén de forma permanente en diversos puntos de la ciudad.
VI
¿Se imaginan que la Gerencia del Centro Histórico
y Patrimonio Cultural y la siguiente administración
de la Secretaría de Cultura hagan sinergia para
lograr vestir la capital con esculturas de gran
formato, tanto de artistas locales como nacionales
e internacionales?
Yo sí y, seguro estoy, que realzaría la belleza de la
capital poblana.
VII
Pero, la única forma de que proyectos como éste
permanezcan es con la complicidad de los mismos
ciudadanos.
¿Cómo?
Simple: cuidando, entre todos, que la escultura
no sea violentada o mutilada.
