A menos de 24 horas de la conversación entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, en la que se discutió la posibilidad de reducir las hostilidades en Ucrania, ambos países se acusaron mutuamente de nuevos ataques.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, denunció que Rusia no ha cesado sus ofensivas y que, en la noche posterior a la llamada, el ejército ruso lanzó 145 drones y seis misiles contra infraestructura crítica en Ucrania, afectando hospitales y una central eléctrica en Dnipropetrovsk. Anunció que solicitará una nueva comunicación con Trump para discutir estos hechos y garantizar que Rusia cumpla sus compromisos.
Por su parte, el gobierno ruso acusó a Ucrania de atacar un depósito de petróleo en la región de Krasnodar, aumentando la tensión en las ya frágiles negociaciones de paz.
Desde la Unión Europea, la alta representante de Política Exterior, Kaja Kallas, criticó la postura rusa y advirtió que Putin no es un negociador confiable. El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, también expresó dudas sobre la efectividad de los acuerdos, asegurando que la ofensiva rusa no se ha detenido.
Mientras tanto, el presidente Trump advirtió sobre el peligro de que Estados Unidos se vea arrastrado al conflicto, lo que podría derivar en una tercera guerra mundial. Subrayó la necesidad de alcanzar una solución rápida para evitar una escalada que comprometa la estabilidad global.
La situación en la región sigue siendo tensa, con enfrentamientos constantes y crecientes preocupaciones internacionales sobre la viabilidad de un alto al fuego efectivo.
