“No hay en toda la poesía mexicana, arte comparable al que trazó las líneas irregularmente armoniosas de las obras de captación de las aguas de Necaxa. Esplende allí toda la sublime belleza del milagro que combina los elementos con el soplo divino de la inteligencia. Destreza, suavidad y gracia, grandiosidad y armonía en perpetuo temblor de vida y fecundidad misteriosa que se engendra en la turbina y corre por los alambres difundiendo la fuerza que creó el bienestar y redime al esclavo (…) ‘Y todo este misterio de bondad y de belleza procede de un concepto genial y de una paciencia de santo, de una de esas paciencias que exige el saber verdadero y sólo puede dar el hombre laborioso y sincero. El hombre que hizo todo esto se llamaba el Doctor Pearson…”
José Vasconcelos.
Al investigar la historia moderna de Necaxa, inmediatamente resalta la figura de un genio, ese genio creador de uno de los portentos industriales más importantes de México: el Sistema Hidroeléctrico de Necaxa; ese genio responde al nombre de Frederick Stark Pearson, un ingeniero norteamericano con antecedentes en desarrollos de industrias como la minera, los trenes, presas de riego y por supuesto, la energía eléctrica. En este último rubro tenía vasta experiencia, ya que Pearson aprovechó la oportunidad de trabajar con algunos miembros de la elite empresarial de Canadá, quienes le pedirían asesoría técnica, a finales del siglo XIX, en forma sucesiva, para la electrificación de los servicios públicos de Halifax, Montreal, Saint John, Toronto y Winnipeg.
Posteriormente con el apoyo económico de sus amigos empresarios de Toronto y Montreal, entre 1898 y 1900, el doctor Pearson fue a Brasil a fundar la Sao Paulo Tramway, Light and Power Company, de la cual fue presidente.
Estos antecedentes, llevaron al gobierno del Presidente Porfirio Diaz a buscarlo, convocarlo y convencerlo de construir una planta de electricidad que pudiera aportar energía a la Ciudad de México, un sueño largamente anhelado por Diaz, ya que la energía eléctrica, una industria en ascenso, representaba modernidad, progreso, desarrollo económico, y un implícito lucimiento político.
El convencimiento del Lic. Luis Riba y cervantes logra que Pearson visite Necaxa y quede gratamente impresionado por las hermosas caídas de agua, la cascada de Necaxa con sus más de 250 metros de altura lo deja firmemente convencido de afrontar el reto de producir electricidad con el gran caudal de agua del Rio Necaxa, esa fuerza hidráulica manifiesta, que es capaz de mover grandes maquinas, esos generadores que producen el fluido eléctrico.
Juntando capital entre empresarios, banqueros y amigos, contratando a un gran equipo de los mejores ingenieros de Norteamérica y adquiriendo la tecnología de punta de la época, principios del siglo pasado, es que, en tiempo récord, del inicio de las obras en 1903 a diciembre de 1905, que es cuando logra enviar electricidad a la capital del país; con este hito tecnológico, convierte a la Ciudad de México, en una de las ciudades mejor iluminadas del planeta, y se llega a considerar a la Planta de Necaxa, las más grande, moderna y de mayor capacidad del mundo.
Todos estos logros, dieron renombre y reconocimiento para el ing. Pearson, pero principalmente en el extranjero, no siendo asi en México, y es asi que su recuerdo se fue diluyendo tal vez por su pronta muerte, Pearson murió a los 54 años, en 1915, en el suceso del hundimiento del barco Lusitania, atacado por un torpedo alemán, en el contexto de la Primera Guerra Mundial.
Y aquí aprovecho para citar al Maestro Ernesto Godoy, quien refiere una explicación para el desconocimiento de la vida y obra del genio Pearson:
“En la historiografía mexicana reciente, Frederick Stark Pearson es un personaje que paradójicamente aparece poco. En parte, esto se debe al reducido número de estudios históricos que se han realizado hasta ahora sobre el tema de la industria eléctrica en México. Se debe, también, a que trabajos pioneros de considerable erudición, que han tratado el tema de los orígenes de esa industria en el país, no se detuvieron mucho en los actores que protagonizaron ese cambio tecnológico y, por lo mismo, poco o nada repararon en el importante papel que desempeñó Pearson como promotor, por lo que ni siquiera lo mencionan”.
Al realizar mis investigaciones, fue justo lo que noté, en México casi no se habla de este genio, o se le confunde con otro Pearson, con Weetman Dickinson Pearson (lord Cowdray), un inglés contratista del gobierno de Porfirio Diaz, que construyó el gran canal de desagüe del valle de México, hizo obras portuarias y de saneamiento de Veracruz, Coatzacoalcos y Salina Cruz, y se encargó de la reconstrucción del ferrocarril de Tehuantepec, entre otros proyectos; pero también llego a poseer acciones de la Mexican Light and Power Company, empresa de Stark Pearson, tal vez de ahí provenga la confusión de personajes.
Por eso, con orgullo puedo mencionar que Pearson esta presente en los libros que he publicado, como Necaxa Cuna de la Industria Eléctrica del 2010, Necaxa Pueblo de Luz en el 2018 o Monografía de Necaxa del 2021, entre otros más, en los artículos académicos que he realizado, en las conferencias que brindo en universidades y escuelas, y en el Museo Histórico de Necaxa, donde se ha buscado rescatar y destacar su vida, obra y genialidad, plasmadas en México, específicamente en Necaxa, hablar de sus trabajos por el mundo no nos alcanzaría el tiempo ni este espacio, por eso, y para brindarles un poco más de información sobre él, tratare de resumir lo más relevante de su obra.
Nacido en Lowell, Massachusetts, en Estados Unidos, el 3 de julio de 1861, Pearson cursó estudios de ingeniería en la universidad de Tufts en Massachusetts. Tras licenciarse en 1883, paso a ejercer la docencia en este centro universitario.
En 1886, Pearson empezó a trabajar para el gobierno de los Estados Unidos, principalmente en el estudio de los recursos mineros de diversas regiones de su país y también de Brasil. A la vista de su potencial y dado su espíritu emprendedor, en 1887 decidió crear su primera empresa, en el entonces pionero campo de la producción y distribución de energía eléctrica.
Sobre esta base, desarrolló una amplia actividad empresarial en Estados Unidos, Brasil, México y Cataluña. En concreto, entre 1887 y 1912 impulsó la creación de 16 compañías eléctricas, ferroviarias y tranviarias, entre las que destacan Somerville Electric Light Co. (1887); Sao Paulo Railway Light and Power Co. Ltd (1889); The Mexican Light & Power Co. (1903); Rio de Janeiro Tramway, Light and Power Co. Ltd. (1904) o la Brazilian Traction Light & Power Co. Ltd. (1912). Como se desprende de las razones sociales de estas empresas, en muchas de ellas la producción eléctrica estaba asociada a la explotación de tranvías y ferrocarriles eléctricos, con los que conseguía un consumidor fiable que garantizaba la rentabilidad de sus inversiones. Tiempo después (1911) y replicando el modelo de inversión y trabajo, se lanzo a iluminar Cataluña, creando la Barcelona Traction, Light & Power Co. así como su filial Riegos y Fuerzas del Ebro, popularmente conocida como “La Canadiense”, por su origen en Canadá.
A su paso por México, el cual fue productivo, destaca la creación de la Planta Hidroeléctrica de Necaxa en 1905, año en que empezó a enviar electricidad a la Ciudad de México, dando paso a la creación de un Sistema Hidroeléctrico completo, el Sistema Hidroeléctrico de Necaxa, que incluye 5 presas de almacenamiento de agua: La Laguna, Los Reyes, Nexapa, Tenango y Necaxa, para producir electricidad en 4 plantas: Texcapa, Tepexic, Patla y por supuesto, la que se considera el origen y alma del complejo, la histórica Planta de Necaxa.
Para realizar estas obras titánicas, fue necesario mover pueblos, contratar miles de trabajadores, adquirir la mejor y más moderna tecnología de la época, contar con los mejores ingenieros y constructores de Norteamérica, obtener el capital de inversionistas y banqueros, y lograr la concesión del gobierno de Porfirio Diaz; para lograr todo esto, Pearson fue el artífice, con un carácter ferre e indomable y una genialidad desbordante, misma que describe Vasconcelos:
“me tocó conocerlo: era nervioso, casi eléctrico, delgado y pálido, y animado de una actividad inteligente y febril. No había tenido tiempo de ser malo; su vida fue toda una sucesión de acciones y descubrimientos geniales…
… Ganó fama y ganó dinero; obtuvo uno de esos triunfos que no logró imaginar ninguno de los trágicos de la antigüedad; el triunfo por excelencia, el triunfo mágico, el único que supera a la poesía: transformar la fuerza elemental en beneficio del hombre. Por un instante se acercó a la divinidad en el grado en que se acercan los místicos…
…Desde la época de las catedrales españolas y las exploraciones civilizadoras de los misioneros, no se había hecho en México obra de más alta poesía que la obra de Necaxa.”.
Cierro la cita y cierro mi colaboración de hoy, con la promesa de seguir compartiendo vida y obra del Ingeniero Frederick Stark Pearson, a manera de un pequeño, pero muy merecido homenaje, para el que consideramos el creador de lo que somos, el creador de Necaxa.