En el México de hoy, la administración pública municipal sigue siendo la primera línea de contacto entre el Estado y la ciudadanía, pero también la más rezagada en capacidades, recursos y una verdadera visión de futuro. El municipio es la base del federalismo, un tema que desde 1824, en los inicios del México independiente las provincias fueron dotadas de autonomía y recursos y además el municipio fue fortalecido en 1917 con funciones específicas en el artículo 115 constitucional. En la práctica, en la vida real, hoy muchos ayuntamientos operan con estructuras débiles y sin profesionalización y con un muy mal manejo de los recursos económicos, es característica hacer menos con mas, obras infladas en costos y recursos humanos mejor pagados que en las mejores empresas de la ciudad y con perfiles sin una formación técnica mínima, a eso súmenle los Presidentes como Lord Cuyoaco u otros, que cuando terminan su gestión cuentan con fortunas económicas inexplicables, fuera de toda lógica de ingresos por 3 años de servicio público.
Los retos de la administración municipal son múltiples y profundamente estructurales. En primer lugar, está el problema de capacidad técnica y profesional. A diferencia del gobierno federal, donde existe una carrera profesional del servicio público, en los municipios el cambio de administración suele implicar la salida de personas con perfil técnico y experiencia y la llegada de nuevos funcionarios sin formación académica, ni el perfil para el puesto y ni conocimiento del territorio. Esta alta rotación limita el desarrollo de políticas públicas y la calidad del servicio a la ciudadanía.
Otro desafío es el tema financiero, el tema de gasto del dinero sin planeación por ocurrencias. Aunque los municipios tienen derecho a ingresos propios (como el predial), en la mayoría de los casos su recaudación es baja por contar con un catastro arcaico, la dependencia del Ramo 28 y Ramo 33 esto es las Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios es alta. Esto limita la inversión en obra pública y a esto súmenle que no hay planeación, un día abren una calle y la semana siguiente otra, pero sin un plan de desarrollo integral. Un municipio sin planeación es un municipio sin capacidad de acción para el desarrollo.
Además, a esto súmenle la corrupción y la opacidad. En muchos municipios los sistemas de rendición de cuentas son débiles o inexistentes, el contralor municipal lo nombra el presidente Municipal, algo ilógico, porque este debería ser nombrado por la Auditoria Superior del Estado como ocurre a nivel federal en las dependencias los envía la Contraloría. La ciudadanía difícilmente puede saber cómo y en qué se gastan los recursos públicos por la falta de transparencia y rendición de cuentas, engloban el gasto sin detallar los rubros.
Pero queridos amigos lectores si se puede lograr el desarrollo desde lo municipal, hay municipios en México que han apostado por la innovación, la participación ciudadana y la gobernanza abierta y transparente y lo han logrado. Ejemplos muestran que, con liderazgo, planeación y voluntad política, es posible transformar las realidades locales.
Lo cierto es que para que haya un Estado funcional se necesitan municipios funcionales. Es en la calle sin luz, en la basura que no se recoge o en la inseguridad municipal, donde la ciudadanía siente si el gobierno sirve o no. Y ese gobierno, para millones, es el municipal.
Revalorizar la administración pública municipal es urgente. No solo con recursos, sino con reformas a la ley orgánica municipal acorde a los tiempos, con incentivos a la profesionalización, y con la convicción de que el cambio comienza desde lo local con un gobierno profesional con conciencia social.
Muchas gracias por leernos, esperamos sea de su agrado.