Estuve medio día sin internet y fue un desastre.
¡La vida sin 4G se vuelve un caos!
El mundo colapsa cuando las redes de internet fallan.
Sufres de ataques de pánico y ansiedad.
¡Simplemente es espantoso!
Imagino cuando las señoras del colegio pierden la red: Las madres del comité escolar no pueden rumiar sus frustraciones sexuales con las amigas por medio de cadenas y memes obscenos que se envían en Whatsapp.
¡Terrible!
¿Y qué hacían los señores cuando no tenían internet?
Caminar, comer, conocer otros seres humanos. Conversar entre ellos….
¡Estoy frita!, pensaba mientras reiniciaba una y otra vez el dispositivo.
¿Y si no vuelve?
¿En dónde voy a hurgar en la vida ajena sin ser vista?
Hemos perdido la capacidad del encuentro face to face… aparte no me veo tan cool ni tan hot en vivo como en mi foto amañada de perfil.
¡Qué pasa, Carlos Slim!, ¿para eso eres uno de los hombres más ricos?, insisto y cambio de lugar para ver si me conecta, mientras los minutos pasan y yo tengo que enviar un documento.
Perdí el norte en mi GPS y ahora no sé cómo chingaos llegar a mi casa…
¡Ups! No pude mandar los correos urgentísimos que debía entregar. .
¡Mierda! Se cae la red justo cuando estaba a punto de comprar unos boletos para ir a ver a Luismi; otro año más sin verlo, sin comprobar que se puso la banda gástrica…
Estaba descargando una película para ver algo interesante mientras me pasaban a la oficina frente al burócrata.
Y mientras tanto… en las cocinas hay muchos trastes que lavar. En las covachas hay muchos discos que escuchar. En los libreros hay muchos libros que leer. En las canchas hay muchos juegos que jugar. En nuestras camas hay una persona a quien amar.
Pero no.
¿Qué queremos?
¡Servicio de internet!
¿Cuándo lo queremos?
Ahora (o para ayer).
