Aunque en cada uno de nosotros existan dos o más personalidades ocultas, de las cuales por lo menos de una nos avergonzamos (y por lo tanto es la que ponemos en la sombra), no siempre lo que creamos va acorde con nuestro rostro o voz o capacidad histriónica u operativa.
Hay que saber delegar y soltar lo que, a veces, se estanca en nuestra pileta.
Dejar que otros sean quienes lleven a mejor puerto aquello que nace del propio intelecto habla muy bien de nuestra capacidad de renuncia.
Digo esto porque en mi nueva afición de hacer listas de reproducción musicales, he notado que muchas veces las interpretaciones de un tercero son superiores a los temas que graba el autor de la rola.
Dos ejemplos que me topo a la hora de escudriñar versiones son: I know its gonna happen someday, una balada bastante anodina si la escuchamos en voz de su creador, Morrisey, quien jamás ha sido de mis afectos salvo en un par de canciones con los Smiths. Pero ojo: a la hora que David Bowie la retoma, convierte esa ñoñez descafeinada en un temazo capaz de ponernos a de rodillas frente a alguna deidad tequilera.
El otro ejemplo es una canción muy hermosa que, de hecho, yo conocí en la versión que califico como superior… un tema melancólico de espíritu naval que nunca hubiera llamado mi atención si no fuera porque Robert Wyatt la interpreta con una dulzura fascinante, nada que ver con el track original pergeñado por la mente de Elvis Costello, un autor que francamente me es intramuscular.
Shipbuilding narra los momentos previos a la partida de los soldados hacia la guerra.
Ese spleen que augura la catástrofe. Algo que como mexicanos de esta generación no logramos comprender del todo, pues las guerras en nuestro país no son tanquetas ni aviones caza… las guerras locales son aún más cobardes: hombres colgados de puentes, cabezas en bolsas de basura, miles de mujeres desaparecidas.
Aunque en cada uno de nosotros exista un don especial, es importante que aquello que parimos, tenga una vida propia y camine solo hacia un mejor lugar.
No siempre lo que se siembra con pasión florece en nuestro propio jardín.