Buscamos fórmulas mágicas, números capicúas, coincidencias matemáticas que nos saquen de nuestra monotonía y nos lleven a la senda de la iluminación, porque queremos, cómo no, ser mejores personitas gracias a las energías (ya déjenlas en paz, y pónganse a chambear, plis).
Veo con frecuencia en redes que la gente sube sus pantallazos del teléfono con el reloj marcando el 11:11
¿Qué se hace en esos casos?
Supongo que se le atribuye un poder especial a este número, entonces quien lo cacha al aire, pide un deseo, ¿o cómo? Ahora bien, me encantaría saber si de todos los deseos que se piden a esa hora se cumple alguno.
La superstición sigue siendo uno de mis temas favoritos a la hora de echar carrilla.
Hoy que fue 22 del dos del dos mil veintidós, hubo gente que hablaba de aperturas de portales extrasensoriales. ¿Será que pudieron elevarse un poco más del suelo?
Hace varios años tuve contacto cercano con gente que esperaba el 21 de diciembre del 2012 para presenciar el fin del mundo, pues según los mayas, ésa era la fecha en la que terminaría un periodo en su cuenta larga.
¿Qué pasó?
Nos quedamos esperando el advenimiento de Pakal con nuestro confeti y la serpentina fluorescente.
Los tragos y los psicotrópicos se acabaron antes de que el sol saliera y el mundo siguió girando como de costumbre. Y la fiesta siguió, aunque con un poco de desilusión dados los preparativos.
No todos tenemos la percepción y la sensibilidad tan desarrolladas como los tuluminatis, esas criaturas adictas al yoga, a los ajos, al sol y al house que cabalgan la buena ondita del caribe en espera de que la decrepitud no los toque.
Suena misterioso y enigmático pasar a través de una fecha rimbombante.
Seguro muchos camaradas ejecutaron rituales con yerbitas e incienso; muchos más danzaron en círculo y otros sólo postearon en sus redes la importancia del día sin saber bien a bien a dónde carajos los podría llevar la apertura del famoso portal.
No niego que en algún momento de mi juventud llegué a interesarme en ondas místicas, chakras, posturas sanadoras y en alimentos súper nutritivos, sin embargo, el despertar a la realidad (real) fue telúrico dadas las verdaderas condiciones en las que se debe afrontar la vida, tan mercantilista ella.
A la fecha he puesto atención a lo que ocurre en días como estos.
El 6 de junio del 2006, por ejemplo, fue llamado el día de la bestia porque según los astrólogos y algunos profetas trascendidos de ayer y hoy, era el día marcado para la venida del anti-cristo.
Si las cosas funcionaron como los Nostardamus creen, el pequeño demonio hoy debe estar rondando los 16 años: un insufrible adolescente adicto a las puñetas que ya debería estar manifestando su maldad.
Por eso, en casos como estos, yo me acerco a la máxima de Umberto Eco, esa que dice que la superstición trae mala suerte…
Ay.