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martes, septiembre 16, 2025

F. S. Fitzgerald, el retratista de la Era del Jazz

F.S. Fitzgerald fue un escritor y militar estadounidense que se erigió como la voz crítica de aquella a la que llamaron “la Generación Perdida”, en plena época de posguerra. Es quizá este contexto beligerante el que impregnó sus historias de glamourosa tragedia y un profundo anhelo, a través de las cuales capturó la esencia de los años 20 en Estados Unidos: una década de opulencia, excesos y de transformación social que él mismo bautizó como la Era del Jazz. Pero más allá de la teoría, ¿por qué su legado literario sigue siendo tan relevante a casi 13 décadas de su muerte?

Francis Scott Key Fitzgerald nació en 1896 en St. Paul, Minnesota, en el seno de una familia de clase media alta, pero con un estatus social que iba en picada luego de que su padre fuera despedido de la compañía Procter & Gamble. Por ello, desde muy joven buscó casi de manera obsesiva alcanzar un nivel social acomodado, ambición que después se llegó a reflejar en sus obras.

Habituado a la educación de calidad –y profundamente católica– a la que sus padres le permitieron acceder desde la infancia, asistió a la prestigiosa Universidad de Princeton, donde se apasionó por la escritura pero también acentuó su idea de la riqueza y el estatus. Sin embargo, su verdadero gran amor fue Zelda Sayre, una joven de la alta sociedad de Alabama.

La relación con Zelda fue lo equivalente a una ‘tóxica’ actual… una vorágine de amor, ambición y autodestrucción. Se propuso ganar suficiente dinero para casarse con ella, inspiración que lo llevó a escribir su primera novela, El lado de acá del paraíso (1920). El libro fue un éxito inmediato y, con esa misma explosividad, la pareja se convirtió en un símbolo de la Era del Jazz: días y noches de alcohol y fiestas extravagantes en Nueva York, viajes a Europa y un sinfín de excesos.

Sin embargo, como cualquier arrasador torbellino de fama, aquella felicidad fue efímera; la inestabilidad de Zelda y el alcoholismo de Francis los llevaron a una trágica decadencia. Fitzgerald murió de un ataque al corazón en 1940, a los 44 años, convencido de que su obra había caído en el olvido.

Los grandes bemoles de la década de los 20’s

Scott Fitzgerald fue el cronista de los convulsos años 20, una época de grandes contrastes. Tras la devastación de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos tuvo un boom económico sin precedentes. La prohibición del alcohol dio lugar a los bares clandestinos (los hoy populares speakeasies), el jazz se popularizó y la aparición de una mujer moderna y transgresora que fumaba el público y utilizaba minifaldas, fueron iconos del cambio de los valores sociales. Una época de esplendor hedonista previo a caer en una gran depresión.

Esos fueron los escenarios descritos por Fitzgerald, mismos que también analizó con una perspectiva crítica. Sus narraciones están llenas de personajes que persiguen el sueño americano, la riqueza y la felicidad, para descubrir que detrás del glamour de los brillantes telones aterciopelados de la época se esconden el vacío, la desilusión y la tragedia. A través de ellos, el escritor norteamericano expuso las contradicciones de una sociedad obsesionada con el materialismo, en la que él mismo estaba reflejado.

En una realidad que no nos parece distante de aquella cien años atrás, la grandeza de F. S. no reside solo en su capacidad para retratar ese momento histórico, sino precisamente en la atemporalidad de sus temas. Su obra es un reflejo de la condición humana actual, una exploración de la ambición, el amor perdido, la nostalgia y la decadencia social que nos acecha hasta hoy.

Su prosa, lírica y elegante, es considerada una de las más bellas de la literatura estadounidense. Tan es así que otro de los grandes autores de la época, William Faulkner, admiraba profundamente a Fitzgerald, reconociendo su habilidad para crear un universo narrativo único. Por su parte, el crítico literario Malcolm Cowley señaló que Fitzgerald “fue el primer novelista en su generación que supo usar el lenguaje de la poesía para dar una nueva dimensión a la prosa”.

A pesar de su éxito temprano y de manera vangoghiana, la crítica de su época no valoró entonces la profundidad de su obra. Su novela más aclamada: El gran Gatsby, fue un fracaso comercial en su lanzamiento. Sin embargo, con el tiempo, otros autores y académicos comenzaron a redescubrir su genialidad. La novela fue leída en los frentes de la Segunda Guerra Mundial y en las aulas de las universidades, ganando el reconocimiento que no tuvo en vida. Incluso J. D. Salinger –autor de El guardián entre el centeno– lo consideraba su autor favorito e inspiración tanto en su estilo narrativo como en la melancolía de sus personajes.

Tres obras clave para conocer a Fitzgerald

  • El lado de acá del paraíso (1920): Su novela debut, que lo catapultó a la fama. Cuenta la historia de Amory Blaine, un joven ambicioso que busca su lugar en el mundo, y es un reflejo de la propia juventud del autor. Es una excelente puerta de entrada para entender su estilo y los temas que lo obsesionaron.
  • Cuentos de la era del jazz (1922): Una colección de relatos cortos que te sumergen en la atmósfera de la época. Son historias ágiles y entretenidas que demuestran su maestría en este género.
  • El gran Gatsby (1925): Su obra maestra, considerada una de las novelas más importantes del siglo XX.

Una micro reseña del Gran Gatsby en su centenario

Se dice que El gran Gatsby (1925) es la novela que todos deberíamos leer. Narra la historia de Nick Carraway, un joven de clase media que se muda a Long Island y se convierte en vecino del misterioso y extravagante millonario: Jay Gatsby. La novela se despliega a través de las lujosas fiestas que Gatsby organiza, que son solo una fachada para un único propósito: reconquistar a su antiguo amor, Daisy Buchanan, una mujer frívola y casada.

La historia es una poderosa crítica al sueño americano. Gatsby, que ha construido su fortuna de forma dudosa, cree que el dinero puede comprarlo todo, incluso el pasado. Sin embargo, su trágico final demuestra que el dinero no puede comprar el amor, ni la felicidad verdadera. La novela es un retrato de la hipocresía y la superficialidad de la alta sociedad y una reflexión conmovedora sobre la nostalgia y la imposibilidad de volver a un pasado idealizado.

El anhelo por el sueño americano, la búsqueda de la riqueza y el estatus social, y la desilusión al enfrentarse a la dura realidad de la desigualdad, la corrupción y el clasismo, son temas que resuenan profundamente en nuestras sociedades. La historia de Gatsby nos recuerda que la búsqueda de la riqueza sin valores éticos puede llevar a un vacío existencial; basta con recordar a tantos y tantas artistas que, incluso disfrutando de gran fama y fortuna, decidieron dar ese salto al vacío de sus propias vidas, para no volver nunca más.

La vigencia de El gran Gatsby en Latinoamérica es innegable; tan es así, que en 2013 un no menos exitoso Leonardo DiCaprio protagonizó una adaptación fílmica de la novela, nada más y nada menos que 88 años después de haber sido escrita. En un mundo moderno donde la apariencia suele ser más importante que la sustancia, la obra de Fitzgerald es una lectura obligada para reflexionar sobre la paradoja de lo que realmente significa el éxito y la felicidad.

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