Las tradiciones honran las raíces originales de los pueblos de la Sierra, ya sea en el norte, o en el oriente, de la Puebla mestiza.
Al realizar sus ritos, una y otra vez, ratifican su significado y lo comparten con otros pueblos, con orgullo y dignidad. Pensarlas folklore o arte, reducen sus capacidades de aprendizaje.
Todos tenemos que hacer un esfuerzo por entenderlas y recrear,
en cada uno, la identidad de un pueblo que, en la
fusión con lo diferente, matizó una nueva cultura
que se convirtió en la verdadera mexicanidad que
todos llevamos en nuestras conciencias.
Cada vez que los serranos del oriente de Puebla
festejan a sus ancestros se desborda una energía
que insiste en enseñarnos que la identidad con
los orígenes es la verdadera fuerza para continuar labrando la tierra, arrancándole sus frutos para transformarlos en vida. Una vida de carencias materiales, pero rica en pensamientos que los viejos se empeñaron en transmitirnos. Muy rica en razones
para vivir y entender las voces de la naturaleza y los mandatos de los dioses, que con inteligencia integramos en uno solo, para más poder.
Allá en las fronteras con el Totonacapan, los
hijos de Cuetzalan, con valor y audacia, suben a
lo alto del palo, para decirles a los cuatro vientos
que no hay vencedores ni vencidos. Que la nueva
razón de ser integra más significados y amplía la
comprensión de las riquezas de un mundo, que
no morirá nunca. Que la llegada de los hijos de
Francisco, el más pobre de los mensajeros del
nuevo Dios, solo confirmó que para hablar con
el todopoderoso se necesita verdad, franqueza y
confianza.
Así se entiende el mestizaje que no claudica ni
sepulta, solo multiplica posibilidades de mantener vivas, siempre vivas, los consejos de los viejos que con esperanza fundaron nuestros pueblos,
los verdaderos dueños de acá, donde la lluvia y el
aire, dan energías y recrean la nobleza de nuestro
espíritu serrano.
Magia…
Cada 4 de octubre, en el día de Francisco, a quien por su humildad y caridad se aceptó patrón de ambos mundos, cuetzaltecos y cuelzaltecas, ante la presencia de los otros pueblos indígenas que los visitan, ratifican que nada hay sobre la tierra capaz de sepultar los orígenes y que al compartir los rosarios de flores con panes, al vestir el blanco y los colores teñidos con los jugos de la naturaleza, queman aromas y bailan para, con toda la fuerza de su entusiasmo, ratificar que, ellos y ellas, siguen siendo los dueños del erial que da razón y sentido a de libertad a sus vidas y que, Cuetzalan será siempre, orgullo y dignidad, que identifica y fortalece.
Poder…
El relevo en la autoridad municipal de Cuetzalan
debe ser oportunidad para custodiar con respeto el
patrimonio original de los indígenas que, con humildad y abnegación, lo crearon. Oscar Paula Cruz, el nuevo presidente, sabe bien que se debe compartir con todos los pueblos del mundo, abriendo generosamente la hospitalidad tradicional de los indígenas y mestizos para preservar significado y espíritu
por encima de las tentaciones del arte y la belleza
contemporánea.
Ese patrimonio queda en buenas manos y buenas
referencias de Oscar Paula Cruz, un cuetzalteco que
sabe y valora, en su exacta dimensión, la herencia
que este día el pueblo, su pueblo, una vez más, deposita en su inteligencia.