Con la colaboración de Ania Morales
En una elección cerrada realizada el domingo 30 de octubre Luiz Inácio Lula da Silva derrotó a su más acérrimo contrincante Jair Bolsonaro, quien sin reconocer explícitamente su derrota, expresó “Respetaré la Constitución”.
Con un breve discurso después de 48 horas de silencio, Jair Bolsonaro en el Palacio de la Alborada, describiendo un sentir injusto por el proceso electoral y más aún por querer justificar las protestas a su favor en el país amazónico y por agradecimiento a los más de 58 millones de brasileños que votaron por él, en un tono melancólico expresó que respetará la Constitución, lo que ya fue interpretado por muchos que el proceso de transición democrática en Brasil se realizará sin contratiempos.
La segunda vuelta de las elecciones para elegir presidente se dio en una contienda cerrada en donde Lula Da Silva adelantó a su adversario por 1.8% lo que implica alrededor de 2 millones de votos y con esos 60 millones de votos obtenidos nuevamente accede a la presidencia del Brasil por tercera ocasión.
Fue una contienda bastante cerrada y controvertida por la oposición de ideologías, ambas radicales, que presentaban Lula y Bolsonaro en donde el primero representa una izquierda tradicional frente a una ultraderecha radical.
Cabe destacar el comportamiento social de democracia que los brasileños demostraron, así como la tolerancia al expresar su sentir y su voluntad en las urnas en días pasados.
Lula con su triunfo provoca interrogantes que surgen y la reflexión que se debe de plantear es que su llegada es totalmente distinta a aquella que lo hizo llegar al Palacio de Planalto en 2002.
Se nos plantea una gran interrogante sobre ¿qué debe de hacer el nuevo presidente ante la polarización que existe en Brasil? Ya no será una cuestión de votos pues la división ya está arraigada en la sociedad brasileña.
La trayectoria de Lula da Silva de 77 años de edad es basta en la vida pública. La perseverancia se advierte por grandes acontecimientos que han marcado la vida de este hombre. Siempre en la izquierda, fundador del Partido de los Trabajadores y candidato a la presidencia en 1989, 1994 y 1998 sin éxito en esas ocasiones hasta ganar en el 2002 y repitiendo en 2006 siendo sucedido por Dilma Rousseff. Posteriormente en 2015 fue acusado de corrupción y fue detenido en 2018 y después de más de 500 días en prisión es liberado tras comprobarse por el máximo tribunal brasileño de una perversa conspiración por el juez Moro que confabuló para evitar que Luiz Inácio Lula Da Silva fuera candidato a la presidencia de Brasil.
Hoy por hoy es el nuevo presidente electo de Brasil y tras advertir que aguantó un embate que pretendía aniquilarlo totalmente se reconoce él mismo como un nuevo hombre que enfrentará los principales problemas de ese país como la polarización por las corrientes de pensamiento de ultraderecha frente a la corriente de izquierda que él representa y por supuesto la crisis económica que se dio con motivo de la pandemia y del mal cuidado que se tuvo desde la administración de Bolsonaro para con esta crisis sanitaria, además de tener enfrente un poder legislativo conformado por 355 escaños de Bolsonaro, 27 de centro y 131 afines a Lula.
Es así que Luiz Inácio Lula Da Silva de Brasil, Andrés Manuel López Obrador de México, Gustavo Petro de Colombia, Pedro Castillo de Perú, Luis Arce de Bolivia, Gabriel Boric de Chile, Xiomara Castro de Honduras, Daniel Ortega de Nicaragua, Nicolás Maduro de Venezuela y Alberto Fernández de Argentina, son los gobiernos de izquierda en América latina, pensamiento ideológico que hace 30 años se sentía imposible que pudiese permear con formalidad en los gobiernos del hemisferio de este nuestro continente, el número de personas gobernadas por la izquierda son 551.78 millones, contra 61.74 millones de personas en gobiernos que no son de izquierda.
El pensamiento que abandera Lula es una corriente que nada a contracorriente en la reconstrucción de los ámbitos económicos que dejaron gobiernos de centro y de derecha y que complican la libertad de actuar pues en esas reconstrucciones económicas antes deben rescatar economías y sociedad.
Bienvenido a esta su nueva tarea como representante del Estado brasileño y que tenga el mayor de los éxitos por el bien de Brasil y por ende por el bien de los países Latinoamericanos.