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jueves, noviembre 21, 2024

Secretaria de juzgado con chicle al lado

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La chica violada sistemáticamente por su padrastro llegó por fin ante la secretaria del juzgado que tomaría su versión de los hechos. Había esperado tres horas para que eso ocurriera.  

La secretaria la barrió con la mirada. Mascaba chicle como todos los días. Con una mezcla de despotismo y prepotencia, le dijo que se acercara. 

—¿ te llamas? 

—¿Cómo dice usted? 

—¿Que te llamas? ¿Qué estás sorda? 

—Lucina Blanco, señorita. 

—¿Señorita? ¡Si mi trabajo me costó, muchacha! ¿A qué vienes al juzgado?  

—A poner una denuncia, señora. 

—¡Licenciada! ¡Dime licenciada! 

—Sí, licenciada. 

—¿Qué denuncia quieres poner? 

—Una contra mi padrastro, licenciada. 

—¿ se llama? 

—Atanacio, licenciada. 

—¿Atanacio qué? 

—Atanacio González, licenciada. 

Al tiempo que le tomaba la declaración en una máquina mecánica notoriamente desvencijada, la secretaria mascaba chicle y tomaba Coca-Cola. 

—¿Qué te hizo? 

—¿Quién, licenciada? 

—¡Pus tu padrastro! ¿Qué estás tonta? 

—No, licenciada. Pus me ha violado varias veces. 

—Pero bien que te gustó, ¿no? 

—No, licenciada. 

—¡Cómo no si a todas nos gusta! ¿A poco a ti no te gustó? 

—… 

—¿No te gustó? 

Pus 

—¡No te hagas la mosquita muerta! ¿Sí o no te gustó? 

Pus sí. 

—¡Ahí está! ¿Cuál violación? 

Y pasó a transcribir la declaración que exoneraba al padrastro. El interrogatorio continuó. 

—¿Y cuántas veces te la metió? 

Pus como once o doce, licenciada. 

—¡Bien que llevas la cuenta! ¡Eres una mosquita muerta! ¿Cuántos años tienes? 

—Diecisiete, licenciada. 

—¿Y cuántos tenías cuando te la metió la primera vez? 

—Quince. 

—¡Quince, licenciada! 

—Quince, licenciada. 

—¡Caliente desde chiquita! ¿Y no te daba pena con tu pobre mamá? ¡Mira que bajarle a su macho! 

Pus sí… Licenciada. 

—Te voy a ser sincera, muchacha. Tu denuncia no va a proceder porque acabas de aceptar que no fue violación. ¡Más bien tú andabas de nalgas prontas! Mejor ya vete a tu casa y deja de andar de putita. 

Lucina no supo qué decir. Se quedó muda y tiesa. Sólo reaccionó cuando la secretaria del juzgado le dijo que se hiciera a un lado porque ya venía otra dizque violada.

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