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sábado, noviembre 23, 2024

Día de las Madres en el Puticlub

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Día de las Madres. Los yernos se suman a la celebración en un restaurante de La Paz que tuvo en su tiempo buena fama pública. Cómo olvidar el sexenio marinista. Ahí llegaban los funcionarios con bonitos regalos que en su momento eran políticamente correctos: chicas jóvenes, hermosas, traídas como presentes vivos. Ufff. En ese tiempo el acto no generaba escándalo alguno. Era la costumbre. 

Uno de los yernos llega al restaurante —tradicionalmente vacío, ligeramente tomado—. (Taco de trompa de la esposa). Se saludan los yernos como si fuese el cumpleaños de alguno de ellos. La suegra recibe tan solo un beso al aire y el muy hipócrita “qué pasó, suegrita”. (Dos tacos de trompa de las esposas de los gandules). 

Los hijos de ambos gritan y corren por el restaurante. (Miradas de ellos a sus damas que implican que callen a esos pinches chamacos. (Taco de buche de la suegra). 

Empieza la bonita hora del copeo. Los yernos se ponen a hablar de trabajo. Uno es facturero. Otro es comisionista. Bromean, cruzan copas, se pican el ombligo. (Taco de nana del hijo mayor del comisionista). 

Las hermanas se ponen a platicar de la nueva aspiradora anti ácaros que absorbe toneladas de polvo. La pobre madre come un taco de arrachera en silencio y mira en otras mesas a otras madres con hijas igual de móndrigas. 

Los yernos se ponen a hablar en clave de sus novias y quedan de ir a jugar golf a La Vista para cerrar un buen contrato. El alcohol es generoso. Los cortes, mal descongelados, dan mucho que desear. Las hijas están metidas en sus celulares. Los hijos de ambas vuelven a correr y a gritar. Los maridos cruzan miradas señalando a la gerente del lugar. “Ahí me acabo de criar”, jura el comisionista. (Taco de trompa de su esposa). 

La mamá ya quiere irse. “Cómo chinga esta vieja”, dice con la mirada el facturero. Los niños ya quieren irse. La mamá suegra también. Hace un calor brutal. Los parias piden otra ronda. Las hermanas los ven como diciendo en qué momento me metí con este gandul de quinta. 

(Tacos de nana, trompa y nenepil). 

¡Felicidades mamacita!”, dice una de las hijas nomás por no dar de qué hablar. 

Los parias brindan entre sí y se suman a la felicitación. 

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