Un pueblo que no tiene registro de su historia, que paulatinamente va perdiendo sus raíces, es un pueblo condenado a ir quedando poco a poco en el olvido. Por ello cuando hay un libro valioso como el que se presentará en Pahuatlán el próximo 2 de noviembre, ANDARES, de Juan Manuel García Castillo, contiene profundo contenido de lo que es la memoria de su pueblo.
Ahora que se avecina la fiesta de todos santos o también llamado los fieles difuntos, conviene revisar lo que en Xicotepec sucedió hace un tiempo, previo a la fiesta a través de la casa de cultura se convocaba a concursos de quién elaboraba el mejor mole, quién o quiénes elaboraban los mejores altares, participaban en el primer caso las cocineras
tradicionales y amas de casa, para el de altares participaban las instituciones educativas y las personas interesadas en la preservación de esta importante actividad cultural. La sapiencia de las cocineras se ponía de manifiesto y se esmeraban, debido a que no solo era llevar la cazuela del mole, sino también en recipientes pequeños llevaban los ingredientes que hay que decirlo son bastantes. En nuestro país este guiso tradicional tiene un especial toque porque la mayor parte la cocción de un guajolote adereza y le proporciona un sabor diferente. Ahora bien, hay también diferentes maneras de cocinarlo, no es lo mismo el mole de Oaxaca, de la sierra norte, de la mixteca, etc., con el de la capital del mismo estado de Puebla. Hay personas que resguardan celosamente sus reconocimientos o diplomas por su participación en este trascendental evento.
Paralelamente a ello se llevaba a cabo un magno
desfile de alumnos de las instituciones educativas,
que coordinaba la maestra Patricia Barrios, recorría las principales avenidas del centro histórico, para concluir en el zócalo en una gran verbena, ellos se disfrazaban del personaje icónico de la Catrina, por cierto, que con un breve recuento nos
ilustrará de su gran importancia en nuestro pueblo:
La Catrina es un icono de la cultura mexicana que,
desde hace tiempo, es integrante de los elementos
asociados al Día de Muertos, una de las tradiciones
más importantes de este país. Sin embargo, su sentido principal no fue, en un inicio, el de servir a los propósitos de estas fechas. El origen de este personaje va más allá, incluso, se dice que está vinculado a la diosa azteca de la muerte, Mictecacihuatl.
José Guadalupe Posada fue un ilustrador, grabador y caricaturista originario de Aguascalientes, México. Su trabajo se distinguió por subrayar el carácter festivo de los mexicanos y por protestar en contra de las condiciones del país. Además, la obra
de este artista retrataba las diferencias sociales que había durante el Porfiriato. Hasta aquí la reseña pequeña del National Geographic.
En la sierra norte ya por varios años esta figura se
ha revalorado a través del personaje recreado por
Osvaldo Cortez, quien justamente lo bautizó con el
nombre de La Catrina, recorría los principales municipios y su aparición llegó a despertar en una ocasión un concurso en honor de este personaje y en los
bajos del palacio municipal se llenaron de catrinas,
con figuras muy peculiares, en aquella ocasión una
de los requisitos fue que serían elaboradas con material reciclable. La imaginación de los grupos participantes fue sin precedentes.
Lo enumerado anteriormente ha venido a menos
y con ello también la esperanza de que las generaciones de niños y jóvenes puedan interesarse en nuestro pasado.
Sería una lástima que se siguiera desdeñando estas importantes actividades que nos han dado por décadas identidad cultural.