Después de la elección para la renovación de los presidentes municipales en el estado de Puebla aún quedan algunos arroces negritos, pero ese será otro tema más adelante a tratar.
Ya los electos están elaborando prioridades para ejecutar en sus respectivos municipios, después de haber desplegado una campaña que en la mayoría estuvo repleta de compromisos que, a decir de los parroquianos, varios de ellos se quedarán pendientes de ejecutar.
Algunos se aventaron al ruedo pensando que tendrían no tres sino seis años, habida cuenta de que se reeligirían; sin embargo, la iniciativa enviada ya por la presidenta electa de regresar a la no reelección los ha dejado fríos y, por consecuencia, están pensando ya quien puede sucederlos para continuar. Sí, leyó usted bien, están pensando quién los sucederá.
Hace años a estas altura los alcaldes ya llevaban como tres reuniones para capacitarlos, para que estuvieran ya elaborando lo que sería su plan municipal de desarrollo. La tecnología les está ayudando. Incluso el diseño de estos se ofrece en las redes sociales. En ese documento se establecen las obras prioritarias, las de impacto, aquellas que tienen que ver -otra vez- con sus compromisos.
Los famosos planes de lo que adolecen -cuando menos hasta el trienio anterior- es un rubro que contemplen recursos asignados a cultura, como no es un tema que llame la atención de multitudes lo dejan por un lado, algunos los postergan para que en el ejercicio vayan cubriendo aspectos definidos a ello. Tan importante es que se ha llegado a convertir en un espejo de quien gobierna.
Los visitantes -hablando de los que son pueblos mágicos- justamente lo que buscan es lo relativo a la historia de cada lugar que visitan, de hecho, se convierte en un gran atractivo si habláramos por ejemplo de Xicotepec que tiene una pirámide muy importante Xochipila. Hablando de los festejos, nos comentan que el pasado 24 de junio fue diferente entre otras cosas porque los mayordomos en su mayoría están en otra esfera celestial de la que siempre creyeron estar.
Y el relevo de ellos no ha tenido los soportes necesarios para recuperar lo que ellos, a través de muchos años, llevaban avanzado en lo que corresponde a su historia y demás.
Hay municipios que ni siquiera tienen cronista municipal, que es otro aspecto de la cultura de los pueblos, ya que son personas que con su paciencia detonan la memoria histórica de los pueblos y lo ofrecen no solo a los visitantes, sino a toda una pléyade de jóvenes que ahora con la invasión de las redes sociales, muchos ya ni conocen su pueblo.
Tienen, pues, unos meses para pensar qué hacer en este rubro que para nada es conveniente dejar a la deriva.
