El primero. Tiene que ver con los resquicios que dejó las pasadas elecciones, que, como los incendios en la sierra norte de Puebla, pareciera que se están apagando y al siguiente día, de las cenizas, se reavivan. Del distrito electoral federal 01, del que por cierto salió electa Giselle Santander con una aplastante mayoría para ser la diputada federal electa, hay una mancha negra que no alcanza a desteñirse, Venustiano Carranza (a) Agua fría.
Quien vaya a ser el alcalde aún no se define. Las urnas electorales están siendo meticulosamente revisadas en la capital del estado -según trascendió-, al igual que un estudio con lupa de cómo fue todo el proceso, es decir, de los incidentes que trascendieron y que salieron a relucir armas de fuego, éstos, se dice, están siendo analizados y desde luego que tendrán que jugar un papel muy importante. Los simpatizantes de uno y de otro contrincante -hablamos de los punteros- Ernesto García Rodríguez y Marco Antonio Valencia han asegurado que su gallo fue el ganador. Habrá que esperar un tiempo considerable para la definición.
Los alcaldes que ya recibieron su constancia están ansiosos por iniciar su periodo al frente de la alcaldía, unos ilusos pensando en que pueda haber reelección, haciendo caso omiso a lo anunciado por Claudia Sheinbaum que enviará una iniciativa para devolverle a Francisco I. Madero ese pensamiento que nunca debió haber sido cambiado, el de “sufragio efectivo, no reelección”.
Pascasio, el observador de la sierra norte, advierte que varios ya van por su tercer periodo y casi consideran como patrimonio al edificio municipal. Ya un tercer periodo en estos tiempos huele a otra cosa, asegura.
Ahora sería bueno que quienes repiten pudieran revisar su paso por el primer periodo y que las veleidades señaladas en su campaña puedan corregirlas. En campaña se pudieron enterar que lo que ellos pensaban era secreto salieron a relucir.
EL OTRO TEMA
El próximo 21 de junio, a las 5 de la tarde, el taller literario de Xicotepec anuncia con lecturas públicas en un lugar emblemático por su inclinación cultural, La Choza, la celebración de su 23 aniversario. Una agrupación longeva y tal vez la única con estas características en el estado y presumiblemente en el país. Un taller al que acuden jóvenes y ya no tan jóvenes como este escribano, un aprendizaje cada martes que pretende entregar a la sociedad de la región material que pueda motivar a la lectura en un país en el que precisamente no es su fuerte, habida cuenta que en 2023 cada mexicano leía 3.4 libros por año.
Es un ejercicio que iniciamos con la escritora Beatriz Meyer. Se ha mantenido contra viento y marea, revisando puntualmente cada ocho días los textos, sean de prosa, de poesía y de todo tipo. Algunos de la vieja guardia impulsamos sin ningún otro interés esta propuesta que ha servido para la construcción de cinco antologías de cuento y poesía.
No recibe ningún tipo de financiamiento, salvo en algunos casos que la autoridad municipal ha contribuido para financiar la edición de una de las citadas.
Por lo antes mencionado, es congratulante y además digno de reconocer su permanencia en estos 23 años.
Se dice fácil, pero estar con una disciplina a toda prueba es digno de reconocerlo.
