El 5 de noviembre próximo hay cambio de poderes en los Estados Unidos de Norteamérica, los demócratas van con Kamala Harris y los republicanos con Donald Trump.
Siendo EU el poderoso del mundo, presiona,
negocia, ofrece, amenaza, guerrea, a todos los
gobiernos que puede, para, por un lado, repetir
en el poder y por el otro llegar también al poder.
Las guerras tienen su equivalente en dólares y
euros, vender armas convencionales y sofisticadas —es el negocio redondo— a los productores y gobiernos belicosos, no les importa que sirvan
para asesinar al ser humano, destruir ciudades y
despedazar niños, hombres y mujeres, como es el
caso de Israel contra Gaza y Líbano.
Todos los países se arman, gastan millones de
dólares y euros, la única forma de impedir una
agresión de EU, es contar con medios para defenderse, aun así, consideran que no hay guerras inútiles, porque de ellas siguen enriqueciéndose.
Los jóvenes gringos son héroes en las películas, los actores y actrices, se convierten en millonarios excéntricos, celebridades que tienen la capacidad de inducir el voto por el candidato de la guerra, les gusta la guerra, también hay pacifistas, entre ellos veteranos de la guerra, decepcionados y mutilados, que lamentan la muerte de muchos de sus compatriotas que sirvieron patrióticamente, no a su país, sino a los fabricantes de la muerte, aquellos que no van a la guerra y gozan los videos calificando la eficacia y efectividad de sus balas de racimo, de sus misiles y drones, contra gente indefensa.
Los análisis de estrategia política son complejos y contradictorios, las decisiones personales de los funcionarios pasan por el escrutinio de los medios poderosos de comunicación afines y sobre todo de los grupos de presión de los halcones de la guerra.
Kamala esta por mantener la hegemonía de EU a través de las guerras.
Trump mantiene una línea programática para terminar con las guerras, tal vez los jóvenes voten por esta opción.
Sabemos que ambos partidos van por el establishment.