No había guerra, él no quería morir, no se explicaba dónde estaba, sin lágrimas en los ojos, con la mirada perdida, sangraba tirado, sus amigos lo encontraron y gritaron de desesperación, no era una fractura de brazo o de pierna, la ‘encabronadez’ impactó en todos, el helicóptero rondando y lanzando balas, la policía marchando en filas como los romanos, haciendo sonar sus escudos, gases por todos lados, disparando sin ton ni son, ¡piedras gritaban los muchachos! ¡vamos por cohetones decían otros! Ya me chingaron la cara, gritó una persona grande, otro caminaba del brazo de su esposa sangrando de la cara, otro más por allá, hincado por el dolor, se agarraba el estómago, ¡hijos de su puta madre, gritaban decenas de ellos y ellas! Las bombas caían una tras otra, a la vez algo desconocido crecía en el ambiente, las ganas de darles en la madre, pero no era fácil, ambas partes estaban divididas por el puente de Chalchihuapan, de uno y otro lado se lanzaron piedras, los cohetones llegaron de los pueblos aledaños, no le atinaban a nadie, pero salían disparados llevando su enojo contenido por muchos años de desesperanza y abandono de un Estado dizque surgido de una revolución social.
Muchos comentarios no oídos surgían de la población, hijos de la chingada esas balas las paga el pueblo, no son contra el pueblo, ¡Moreno, ya vendrás a pedirnos el voto! se seguían organizando, mas piedras, más cohetones llegaban, mas furia aumentaba el tamaño de su rabia, los muchachos del frente norte gritaron hacia atrás, ¡ya se les acabaron las bombas, vamos por ellos! Y ese grito que no era de guerra, porque no era una guerra, era una represión despiadada y desmedida, chocó con los escudos de los romanos, estaban noqueados por los gases inhalados que lanzaron por más de dos horas sus compañeros, al choque, resbalaron por el puente y cayeron, golpeados de uno y otro lado, esperaron los servicios de la cruz roja, que nunca llegó.
La noche se vino encima del puente, ellos como uno solo, la población amainaba su coraje con la presencia de reporteros y la diputada del PRD. Al otro día las fuentes oficiales y medios de comunicación publicaron que la muerte de Tehuatle fue provocada por un cohetón, que había alborotadores enmascarados, exhibían videos donde Montes le pegaba a un policía, que los derechos de terceros se veían afectados.
Por otro lado, se acusaba de asesino al responsable de las fuerzas armadas; se pedía la destitución de Moreno Valle, castigo a los excesos de los elementos policíacos y libertad a los pobladores que tenían presos, por cierto, dos elementos de la policía fueron regresados al gobierno en la madrugada del 10 de julio, por intervención de la diputada y por la amenaza de que entrarían a buscarlos al pueblo, como días después cobijados por la noche lo hicieron, para buscar a campesinos, que alguien ya los había marcado.
Hoy el gobierno toma como una muerte educativa la de Tehuatle, para que ya no protesten ni tomen carreteras ni palacios municipales como Adan Xicale y los sanandreseños, o se solidaricen en la lucha callejera con Chalchihuapan como Simitrio el viejo luchador ambulante de la 28 de octubre. Puebla no ha dado su mejor pelea, hay que pelear en todos los ambientes y circunstancias, de no hacerlo, los malos gobernantes con cara limpia y manos sucias, nos sumirán en un retroceso perdiendo lo ganado. Ya se forman nuevos líderes de opinión sobre todo en las universidades, con reclamos justos y apegados a principios elementales, por la democracia, por la libertad de expresión, contra la corrupción y la persecución de dirigentes populares, estudiantiles y magisteriales.