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jueves, noviembre 14, 2024

El saqueo en los Museos de Puebla: Entre obras perdidas, rotas y contratos cuestionables

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La historia del sector cultural poblano parece más una romería que un relato de eficiencia y cuidado del patrimonio.  

La figura de Ana Martha Hernández Castillo, en tiempos de que la gestión morenovallista decidió desaparecer la Secretaría de Cultura para dar paso a un Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECAP), y a que a su paso dejó huellas difíciles de borrar, nos lleva a preguntarnos si estos cargos de responsabilidad cultural son solo una fachada para intereses personales o una serie de malas decisiones consecutivas. 

Hernández Castillo, quien comenzó como subdirectora de Museos, ha estado involucrada en una serie de eventos nada gloriosos.  

Bajo su supervisión, el Museo José Luis Bello sufrió daños irreparables en piezas valiosas, incluidas algunas de marfil de la legendaria Nao de China. Estas no son pequeñas omisiones; estamos hablando de un patrimonio invaluable, y el daño parece haber quedado en el olvido, como si fuera un “pequeño malentendido” burocrático. Y eso fue solo el comienzo. 

El colmo llegó en 2014, con el robo de 27 piezas de plata, invaluables, patrimonio de siglos, que nunca se reportaron oficialmente al Consejo Estatal para la Cultura y las Artes.  

Al parecer, la señora Hernández decidió hacer uso de su cargo para fines más personales: no solo contrató a su pareja para “mantenimientos” que no se hicieron, sino que cuando fue confrontada, abandonó el puesto y, en un giro de película, se llevó archivos, contraseñas de seguridad y hasta limpió la información de los equipos de la oficina. 

La historia podría haber terminado ahí, con Hernández y su finiquito de 110 mil pesos por la falta de control interno que le permitió evitar consecuencias legales.  

Pero no, años después, en 2019, volvió a escena en el Instituto Municipal de Arte y Cultura, donde se ganó la fama de prepotente y tuvo conflictos con artistas de la talla de Arturo Elizondo y Antonio Álvarez Moran.  

Con el apoyo de María de los Ángeles Rodríguez Elizalde, Hernández volvió a posicionarse en el sector cultural, ahora como directora Operativa de Museos Puebla.  

La dupla Elizalde-Hernández tomó la llegada al puesto como una oportunidad para imponer cambios a su manera, incluyendo despidos y levantamiento de actas contra empleados que, al parecer, conocían demasiado de sus antecedentes y evitaban a toda costa tener ojos vigilantes a su alrededor. 

¿Quién fiscaliza y protege el patrimonio cultural cuando personajes con un historial tan cuestionable retornan con sueldos exorbitantes y contratos millonarios?  

El desorden y la desinformación parecen ser su herramienta principal: registros alterados, evidencias manipuladas y declaraciones de “limpieza de corrupción” suenan más a una estrategia de control que a un verdadero compromiso con el arte y la historia. 

La pregunta sigue abierta: ¿cuál será el precio de este “control” cuando el patrimonio ya ha pagado demasiado en piezas perdidas y recursos desviados? 

Para rematar, ya andan recorriendo los pasillos de Museos Puebla: Oscar Alejo, personaje que años atrás ocupó la Dirección de Museos, y Jaqueline Cervantes, quien fuera directora Administrativa en la época de un tal Sergio Vergara.  

Estos personajes dicen mucho de lo que podría venir en el próximo sexenio, pues tienen algo que explicar en torno a los famosos chips —que dijeron— fueron colocados a las piezas del acervo cultural que posee Museos Puebla por la “extraña desaparición” de 5 mil 981 piezas de los museos de Puebla.  

Chips que en teoría fueron colocados, pero al hacer una investigación se supo que no existió un permiso del INAH para hacer tales instalaciones, por tanto, no sabemos si finalmente los pagó Cultura Estatal al mando de Vergara, si la investigación que prometió Anel Nochebuena rindió algún fruto para encarcelar a alguien, o si todo se trató, otra vez, del desmadre que hay en los Museos de Puebla. 

Hay memoria.  

Solo para que no lo olviden, en enero de 2021 hubo una transacción en Francia, donde participaron el exdiputado federal panista Sergio Gómez Olivier y Jorge Alberto Lozoya, entonces titular del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, y el principal operador de la compra-venta: Juan Pablo Mirón Thomé, entonces consejero en el Instituto Electoral del Estado de Puebla (IEE). 

¿Qué objeto fue intercambiado? 

Ni más ni menos que la espada utilizada por Charles Ferdinand Latrille, mejor conocido como Conde de Lorencez, en la batalla del 5 de mayo de 1862. 

Han saqueado a los Museos. 

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